Por Adelaido Santos
Desesperado porque ve su cacicazgo en la UABJO se acaba, la dinastía Martínez Alavés-Helmes dio un giro en su estrategia rumbo a la sucesión en la Rectoría. Para corresponder, de paso, a las enseñanzas de su nuevo gurú, Andrés Manuel López Obrador, ahora desesperadamente buscan a su “Juanito” para postularlo como candidato a suceder a Eduardo Martínez Helmes. Y parece que ya lo encontraron: el director del IISUABJO, Eduardo Bautista.
Los últimos escándalos en que se develó la corrupción que priva en la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO), la nómina en la que la “familia real” aparece en los puestos de importancia, con sueldazos y en un descarado nepotismo. A los hechos de corrupción que ha descubierto la Auditoría Superior de la Federación se suman a los pasivos del rectorado de Eduardo Martínez Helmes.
El poder tras el trono, el titiritero de Abraham Martínez Alavés como alguna vez reconociera en un desplegado en el diario El Imparcial para justificar su nepotismo: los de más confianza son los parientes. De ahí que coloque a hijos, nueras, yernos, esposa y demás en puestos clave.
Los escándalos no paran. Y mientras los negocios de la familia los maneja su hijo Eduardo, el rector; el control autoritario y clientelar, corre a cargo de su otro hijo, Abraham, a través de la Dirección de Redes de Telecomunicaciones e Informática (REDES), desde ahí tiene acceso a documentación de alumnos, exámenes de admisión, calificaciones y todo trámite que realicen.
La familia real incrustada en la nómina universitaria está diseminada en la estructura administrativa de la UABJO: Abraham Martínez Alavés, el patriarca de la familia, maestro de tiempo completo en la Facultad de Derecho. Su esposa, María Elena Helmes Serrano, profesora de tiempo completo en la facultad de enfermería. Su hija Rocío, profesora de tiempo completo en la Facultad de Derecho. Sus sobrinos Cruz Martínez: Mateo Salatiel, director de obras y Eliezer, maestro de tiempo completo en Veterinaria. Una tía del rector, Delia Helmes Serrano, en deporte; y Elios Vásquez Zárate, cuñado del rector es el operador del outsoursing.
Y por supuesto, su pléyade de testaferros con los que asolan la Universidad Pública. Desde los hermanos “Rigual” (uno es p … y el otro es igual), los hermanos Martínez Arango: Daniel como Abogado General y Manuel como dirigente de SUMA; hasta sus grupos de porros.
Ante esta caótica situación y el trato despótico del rector, se han dado fuertes rupturas de catedráticos que buscan sacudirse el yugo. Es el caso protagonizado semanas atrás por la Escuela de Ciencias, los problemas que se han dado en la Facultad de Enfermería. Más recientemente 50 catedráticos de Arquitectura 5 de Mayo abandonaron SUMA para afiliarse al STAUO. En la Facultad de Contaduría un centenar de docentes, seguidores del director Abel Morales, se han deslindado del rector. Misma situación ocurre con la Facultad de Idiomas. Y el descontento se acrecienta.
Ante este panorama, el pasado viernes 18 de marzo el rector dio un giro a su estrategia. A la lista original de posibles personajes a sucederlo (elaborada por él y su padre) y que eran siete, la había acortado a tres: el director de la Facultad de Derecho, Reynel Vásquez Zárate, María del Refugio Caballero, y Héctor Sánchez. Sin embargo, el rector señaló que ante la situación de descrédito que viven y el peligro de perder el poder, necesitaban un candidato que “les limpiara la cara”.
Recordó el pasaje en que Andrés Manuel López Obrador ungió a “Juanito” (que en realidad se llama Rafael Acosta) como su candidato por la Delegación Iztapalapa del DF, con la instrucción “ganas las elecciones y renuncias a favor de Clara Brugada”. Y así lo hizo.
Martínez Helmes señaló que él y su papá, Abraham, habían pensado que era la mejor salida: pongamos a alguien que parezca de un perfil académico, pero totalmente manipulable. Vamos a poner a un títere pues, expuso cuando alguien de su burbuja cuestionaba la estrategia.
Algunos señalaron que un perfil académico no aceptaría meterse a limpiar cochinadas. La respuesta fue contundente: dije a alguien que parezca académico, no que lo sea. Y, para acabar pronto “mi papá y yo, ya lo tenemos”. Salió un momento de la reunión y regresó con ¡Eduardo Bautista Martínez!, director del Instituto de Investigaciones Sociológicas.
La decepción cubrió el rostro de los asistentes (directores de escuelas y facultades afines y consejeros universitarios). Esperaban un candidato maleable, pero no tan débil que no garantice ganar nada. Pero Abraham Martínez Alavés y Eduardo Martínez Helmes ya tienen a su “Juanito”.