Por La Jornada
“México es un país en decadencia”, en el que “hemos tenido muchos gobernantes ineptos y corruptos”, pero también “una bulimia en el pueblo”, que “tiene que reaccionar de una vez”, señaló en su primera aparición pública en Madrid el escritor mexicano Fernando del Paso, que se convertirá el próximo sábado en el sexto literato mexicano en ser reconocido con el Premio Cervantes.
Con la voz lastrada por una enfermedad que le condenó al silencio durante tres años, el autor de Palinuro de México se mostró preocupado de que en nuestra sociedad impere “el escepticismo” que nos lleva a “ya no creer en nuestro país”.
Del Paso, nacido el 1 de abril de 1935 y curtido en las letras desde el periodismo, el ensayo, la novela, el teatro y la poesía, confesó que su vocación de escritor fue empujada por un poeta español de compromiso social y también luchador infatigable de causas justas, como fue Miguel Hernández. En sus poemas encontró la fuerza y las evocaciones que le llevaron a decidir hace siete décadas a publicar sus primeros cuentos, también gracias a quien fuera uno de sus mentores, Juan José Arreola.
A partir de ahí, Del Paso inició su propia andadura literaria, en la que conjugó su vocación periodística y su amplía y profusa aportación en los suplementos culturales y literarios de nuestro país.
A sus 81 años, y rodeado de una buena parte de su familia -esposa, hijos, nietos…-, Del Paso ofreció una rueda de prensa en la Biblioteca Nacional.
El secretario de Estado de Cultura del gobierno español, José María Lasalle, lo presentó como un “dandi enérgico y compasivo que nos contempla desde la distancia”, al tiempo que se felicitó de que tuviera también el “corazón de México”.
Antes del autor de La muerte se va a Granada, cinco escritores mexicanos han sido reconocidos con el Premio Cervantes, considerado el Nobel de la Literatura en español: el primero de ellos fue Octavio Paz, en 1981; el segundo Carlos Fuentes, en 1987; el tercero Sergio Pitol, en el 2005; el cuarto José Emilio Pacheco, en el 2009; y Elena Poniatowska, en el 2013.
Del Paso ha tenido que ir aprendiendo poco a poco a hablar de nuevo, después de una serie de infartos que tuvo hace tres años y que le dejaron sin la capacidad de hablar.
Y una parte importante de ese reaprendizaje fue la lectura en voz alta de otro de sus libros de referencia, Noticias del Imperio, en el que además volvió a sumergirse en la historia y la idiosincrasia del pueblo mexicano.
Porque, como él mismo dijo, “me preocupa mucho México”, al que con tristeza ve inmerso en un proceso de “decadencia”, en parte provocado porque “hemos tenido muchos gobernantes ineptos y corruptos, pero también a la bulimia del pueblo mexicano y al escepticismo que nos lleva a ya no creer en nuestro país. Pero el pueblo tiene que reaccionar”.
Del Paso insistió en que le preocupan, y mucho, los problemas de México, sobre todo su pobreza ancestral y extrema, pero también “esa mentalidad de país colonizado que espero que algún día nos deshagamos de ella”.
Del Paso, humilde y agradecido por el galardón, explicó que lo más importante durante su carrera literaria ha sido “tener respeto a las letras, perseverancia, sentarse a la mesa aunque creas que no tienes nada que decir. Hay que insistir, que ya se ocurrirá algo. Y es también revisión de lo escrito, sobre todo en la prosa, hay que revisar hasta que el texto quede, si no perfecto, sí de tal manera que exprese lo que uno quería decir”.