Por NotieSe
“El mundo no es como uno quisiera que fuera sino como es. Las realidades no son como quisiéramos que fuera sino como son. No podemos adecuar las realidades a nuestros moldes. Eso corresponde a la modernidad, cuyos postulados definían todo, y todo lo que no cuadrara se rechazaba o se criminalizaba”, expuso Alejandro Solalinde, director del Albergue Hermanos en el Camino de Ciudad Ixtepec, Oaxaca, durante su participación en la XV Semana Cultural de la Diversidad Sexual del Instituto Nacional de Antropología e Historia.
En el marco de la conferencia magistral “Las problemáticas sobre discriminación y violencia sexual en población migrante”, el sacerdote en retiro dijo que “las realidades humanas diversas existentes, nos gusten o no, independientemente de que las entendamos o no, de que las aceptemos o no, tenemos que ser humildes al decir que no las conocemos, no las entendemos, pero no las rechazamos”.
“Dios no hace cosas sucias, el sexo no es sucio, es una dimensión extraordinaria que regaló al ser humano para que lo disfrutara. Esto no cuadra con las creencias cristianas que han sido tiesas y rígidas. Muchos representantes de Dios no aceptan estas realidades porque su exegesis es tiesa y cuadrada. Dios si acepta esas realidades, llega a todas las identidades, las ama y nos acepta como somos y nos incluye, no rechaza a ninguno de sus hijos o hijas”, añadió.
Tras hacer la pregunta de quién verdaderamente conoce su perfil endocronológico y obtener una respuesta negativa por parte del público asistente al teatro Rosas Moreno, sede del evento, Solalinde indico que cada quien tiene un perfil diferente, “la sexualidad es única e irrepetible como las huellas digitales, nuestro perfil sexual no lo tiene nadie. Es muy fácil, generalizar y hablar de la apariencia hacia afuera porque no podemos ver hacia adentro”.
Asimismo, recordó que como personas “tenemos que aprender a aceptar a los demás para incluirlos como son, que tan valiente somos para tratar de entender esas identidades”.
Para el defensor de los derechos de los migrantes, “juzgar a los demás a partir de nuestro molde es muy estrecho”, más bien, comentó, hay que tratar de entender lo diverso, aunque lleve cierto proceso aceptarlo, sin embargo, acotó, es necesario dicho proceso, para comenzar a derribar tabúes y prejuicios sembrados, y dejar atrás “posturas moralinas” o “condena trasnochada” para abrirnos a las realidades humanas y tener otras experiencias porque “todos somos iguales, pero distintos”.
“No tenemos por qué entender todas las identidades, pero si amarlas y aceptarlas, necesitamos acercarnos, escuchar el diálogo y entendernos mejor. Liberarnos de la culpa que nos han introyectado, nadie la debe tener”, concluyó.