Por Rodrigo Islas Brito
El PRI está de regreso en la gubernatura de Oaxaca y ya hay quienes se rasgan las vestiduras y hablan de que ahora si el estado ha regresado al camino de la transa más abyecta y el infierno más caliente, aunque la pregunta que sobre esto cabria hacer es ¿cuándo dejo de caminar en el?
No es fatalismo pero el gobierno del cambio no cambió nada y la deuda que hoy dejara Gabino Cué Monteagudo se encuentra más millonaria y más desorbitada que la que dejo el mismísimo Ulises Ruiz.
Pero lo positivo es que este regreso del Revolucionario Institucional al gobierno de Oaxaca con el cada cinco segundos muy sonriente, Alejandro MuratHinojosa, se da en el marco del peor resultado electoral del partido en su historia reciente.
Perdiendo siete gubernaturas de un solo trancazo, con estados que eran tierra segura para los priistas como Veracruz, Durango y Quintana Roo, con el presidente priista Enrique Peña Nieto espoleado por esta hielera electoral, aclarando que al contrario de lo que muchos pensábamos si escucha y si ve, y “no es omiso” a las demandas de una ciudadanía harta de ser quebrada, asesinada y desaparecida.
Con el presidente priista Manlio Fabio Beltrones lanzando un spot en el que afirma que este fracaso les ha dejado claro que tienen ya que empezar a reconectarse con la gente, solo faltando ver si la gente quiere todavía reconectarse con ellos.
El PRI que tan seguro estaba de meter como un curso profiláctico el grueso de su autoritarismo y sus reformas estructurales, ahora lo debe estar planeando mejor, el carro completo de siempre no le bastó para tapar los boquetes abiertos de un país que se está hundiendo en sangre y desazón.
Con mexicanos como los tamaulipecos que salen todos los días a trabajar y a vivir en unas calles de las que no saben si van a regresar, tomadas por el crimen organizado, con montajes burdos de heroísmo que no puede creer nadie (como en el que se vio involucrado el futbolista Alán Pulido, secuestrado y convertido en un Rambo cinta negra por obra y gracia de la mezquindad cómplice y criminal del discurso oficial)
Los mexicanos están ya en esa pausa que queda entre el miedo y el hartazgo, y el PRI ya lo empezó a notar. En Oaxaca ya están saliendo y gritando las voces que dejan ver que el inicio de la futura administración del hijo de José Murat será todo menos tersa.
La coalición PAN-PRD y MORENA dejaron claro que van a impugnar la elección en los tribunales electorales, y el joven Murat, quien tiene que encontrar urgentemente ya un discurso que vaya más allá del caminar juntos e inaugurar carreteras, la tendrá complicada para negociar cualquier pauta de gobernabilidad en el estado.
No por nada en su discurso como mandatario electo ya empieza a usar palabras amables para con el magisterio oaxaqueño, distanciándose un poco de la sinrazón de un gobierno federal que anuncia que ha de imponer su reforma educativa al precio que sea.
Murat dice que seguirá con el magisterio y con Peña Nieto y su reforma, pero en algún momento tendrá que elegir, o su padre lo hará por él, y será ahí entonces cuando las verdaderas condiciones de gobernabilidad empiecen a vislumbrarse para Oaxaca los próximos seis años, donde el triunfalismo y promesas desbocadas del antiguo director del INFONAVIT se muestren en los alcances de su verdadera dimensión.
Con un treinta por ciento de la elección a su favor, a Murat no le va a quedar otra que negociarlo todo. La imposición, con un líder nacional priista antes echador y hoy pidiendo disculpas, con un gobierno también priista sosteniéndose con una uñas que ya se antojan muy largas, sólo traería estancamiento y una violencia incalculable, en la que Oaxaca es punto de encuentro de dos estados reventados ya por el crimen organizado en sus dinámicas sociales más elementales, como lo son Guerrero y Veracruz.
A los que dicen que el PRI es el diablo, y que es peor que cualquier otro gobierno o político opositor que pueda ser considerado como impresentable, les digo que sí, lo es.
Pero también creo que hoy realmente ya no existes los partidos políticos, que hoy ya son un mero pretexto y escenografía. Que loquew existe verdaderamente son los intereses de todo tipo pululando por todos lados, políticos, económicos, criminales, cupulares. Con los partidos en estos momentos fungiendo como meras agencias de colocación, y con un interés que solo bajo ese derrotero puede moverse.
Por eso cuando alguien se lamenta y me dicen que que poca madre que haya regresado el PRI a Oaxaca, yo le pregunto, a menos de diez días del décimo aniversario del inicio del Oaxaca del 2006 ¿pues cuando se fue?
Aun así no quiero que sea mi pesimismo lo que termine definiendo este escrito. Prefiero citar las palabras de alguien mejor capacitado para la esperanza y la propuesta esperanzada, las del activista Miguel Ángel Vásquez de la Rosa:
“La situación no es sencilla. Es momento de reconstruir proyecto: un programa político, una amplia alianza y una agenda múltiple. Insisto, la vía institucional no es la única vía, existen diversos esfuerzos autogestivos: organizaciones y ciudadanos que están construyendo en otras pistas, y eso está muy bien”.
“El desafío será tejer esfuerzos que nos permitan avanzar en un proyecto democrático más allá de lo institucional, pero sin olvidar que las decisiones públicas pertenecen a esta esfera. Seremos capaces de dejar a un lado los egos o el determinismo fatalista del “no que puede”. Esperemos que sí…”
Esperemos que si Miguel Ángel, esperemos que sí.