Para desenredar la maraña de la crisis política en Oaxaca se debe de entender con claridad los dos procesos centrales que se articulan en la coyuntura actual. Un ascenso de la protesta magisterial acompañada de la solidaridad popular; por otro, la incomprensión, el rechazo de dicho movimiento por parte del gobierno y de los sectores conservadores de la sociedad en un entorno de descrédito de la clase gobernante, crisis política además de frustración y hartazgo social. El problema tecnopolítico es que el gobierno que tiene la función sistémica de conducir y canalizar de modo pacífico, la conflictividad social, ha perdido la brújula, la conducción y la iniciativa política. ¿No que no se sentaba a dialogar señor Nuño?