Fogonero: Bailando y disfrutando en las sombras de una tregua, Guelaguetza 2016

0
370

Rodrigo Islas Brito/RIOaxaca.

Oaxaca de Juárez. En lo personal siempre me ha caído gorda la Guelaguetza, la popular, la no popular, la de a quien chingados le importa. Pero como bien observara un experto antropólogo catador del desmadre (en referencia a la mesa de dialogo CNTE-SEGOB que pactó esta tregua del folclor y el mezcal, después de bloqueos, un operativo policíaco que dejó ocho asesinados  y más bloqueos).

“Al parecer por lo menos esta va a servir para que vengan dos semanas de cese al fuego en Oaxaca”, relajarse, ponerse hasta el huevo, y ya después, muy a la Oaxaca way, regresar todos bien renovados a los chingadazos. Solo cabe concluir que el oaxaqueño promedio ya lo necesitaba.

Señal de que lo que se viene en estas dos semanas de Guelaguetza y lunes del Cerro será algo muy particular que todavía está por definirse, es lo que tuve la oportunidad de atestiguar en la noche de este domingo 24 de julio  en el zócalo de la ciudad de Oaxaca, en la meta final de la Calenda Magisterial, organizada por la sección 22, previa a la realización de su propia Guelaguetza popular acontecida este lunes en un estadio de futbol nuevecito y orgullo arquitectónico de este sexenio de golpe de estado al IEEPO.

Cientos de personas, probablemente miles, llegando, desfilaron y celebraron en la noche más negra por el zócalo de Oaxaca en medio de una oscuridad casi total, donde la única luz importante provenía de un escenario en el que mis acompañantes y yo no pudimos fijarnos que tema o quien lo estaba interpretando gracias a los empujones de un río de multitud que rodeaba y circundaba la zona del quiosco de Oaxaca, con las tiendas de campaña del plantón intactas.

Al darnos cuenta una amiga , un cuate y yo que no íbamos a llegar muy lejos entre los violentos apretones de una multitud de Calenda magisterial que solo se estaba amontonando más, decidimos regresar por dónde venimos , y en nuestra retirada nos encontramos con cúmulos de maestros, no maestros, bandas de música, artistas, activistas , anarquistas , ciudadanos, chinas oaxaqueñas, estudiantes, novios ,novias, jóvenes , niños , viejos…con combativas consignas y gritos de ya estoy hasta el huevo, aquello parecía la escena épica de una película épica en sus propias y lúdicas penumbras.

Con la gente en convite, cantando, gritando, bebiendo mezcal, algunos cayéndose de pedos y con las chelas en las manos, mientras hileras de mesas de restaurantes con turistas de notorio abolengo monetario los observaban todo comiendo platillos caros con gestos que iban del susto a la preocupación, pasando por un cierto intento de comprensión hacia los nuevos códigos de convivencia de este renovado turismo de barricada.

En el camino que emprendí con mis dos amigos por salir de ahí vimos de reojo la escena que nos había recibido, dos hombres flacos, chavos y barbados, haciendo equilibrio con bastones de fuego cual estampa madmanexca de un recibimiento justo al centro en sombras de esta jodidamente hermosa Mad Oax.

Al final mi cuate se regresó a la multitudinaria calenda laberíntica, mientras a mi amiga y a mí nos tomó otras dos cuadras de gente con luminarias apagadas, el salir de ese influjo fiestero de Guelaguetza popular, donde según se dice ya en redes sociales, la resistencia también es echar la fiesta,

Para ser una ciudad que hasta hace unos días era en el país sinónimo de ciudad cerrada, hoy Oaxaca capital se está llenando de gente entre calles oscuras y un zócalo de la ciudad al que hace unas semanas alguien le mandó a bajar el switch.

Al parecer esta convulsa y negociada Guelaguetza 2016 y los ocho muertos de Nochixtlán pisándole los talones no tendrá ni cercanamente la derrama económica acostumbrada, como ya lo demostró la relativamente baja entrada de la Guelaguetza turística y gubernamental de este primer Lunes del Cerro , aunque periodísticamente hay que apuntar que puede tratarse de la más interesante de la historia.

Para ejemplo el letrero encontrado en un puesto de la Guelaguetza popular magisterial, ubicado en una esquina de las tribunas del estadio del  Tecnológico que vendía bolis  a quince pesos en una hielera:

“Los que hacen imposible una revolución pacífica, hacen inevitable una revolución violenta”.

Así es Revolución, estallido social y bolis fríos, todo por un mismo boleto. Aunque usted… no lo crea.