Rodrigo Islas Brito/RIOaxaca.
Oaxaca de Juárez. Donald Trump vino a México para decir que la construcción de un muro sólido que divida la geografía de los 3,185 kilómetros de frontera que comparten México y Estados Unidos es necesaria.
En conferencia de prensa compartida entre el presidente mexicano Enrique Peña Nieto y el actual candidato del Partido Republicano a la presidencia de su país, después de la reunión privada que ambos sostuvieron, el político, magnate y antiguo anfitrión de reality show televisivo dijo frente a la mirada del presidente de México que la construcción del muro debe darse por cuestiones de seguridad para los dos países, para combatir el tráfico de armas y frenar la inmigración ilegal , cuestión que ha sido uno de los pilares económicos de familias enteras de mexicanos durante más de un siglo.
Trump no cedió en ese discurso xenófobo y antimexicano que ha caracterizado su precampaña y campaña a la presidencia de los Estados Unidos ni estando en México, parado frente al presidente mexicano. Prueba de ello son los cinco puntos que dio como primordiales para mejorar la relación bilateral entre ambos países.
Frenar la migración ilegal a Estados Unidos, no solo de mexicanos, sino también de centroamericanos, sudamericanos y todo aquel que aspire a alcanzar por las fronteras mexicanas el llamado sueño americano.
La necesidad de reforzar la seguridad de la frontera edificando el muro, que según Trump no sólo parará la migración sino también ayudará a desmantelar los carteles de drogas.
Además de que el Tratado de Libre Comercio, presente en la relación bilateral desde los tiempos de George Bush padre y Carlos Salinas de Gortari debe actualizarse y replantearse en beneficio de los dos países.
“Las dos naciones deben trabajar unidas, en beneficio mutuo”, expresó Trump el mismo que en junio de 2015 cuando anunció su precandidatura a la presidencia de uno de los países más poderosos del mundo, acusó a México de enviar a su país “drogas y violadores”.
El mismo que dijo en ese momento “México no es nuestro amigo”, pero que ahora llamo “amigo” a su presidente y le dio un apretón de manos.
Por su parte Peña Nieto contestó con un “podemos no estar de acuerdo en diversos temas, pero su presencia aquí señor Trump muestra que tenemos coincidencias”.
“Los estadounidenses ven la migración indocumentada como un problema, pero no tienen la imagen completa“, dijo el presidente, agregando un argumento que pone al muro visualizado por Trump al menos como un supuesto.
Peña dijo que “hacer más segura la frontera con nuestros vecinos de Centroamérica es de vital importancia”.
Afortunadamente para el presidente mexicano Trump no repitió en su cara esa exigencia de hace unos meses de que sea México el que pague la construcción del muro de sus sueños.
En agosto del 2015 Trump puso como justificación a su propuesta el hecho de que Estados Unidos ha utilizado miles de millones de dólares en “cuidados de salud, vivienda, educación y seguridad social” para satisfacer una demanda creciente de mexicanos que no viven legalmente en su país.
En un documento de campaña Trump señaló que en caso de que México no quisiera pagar por la construcción del muro, Estados Unidos debe buscar los fondos decomisando todas las remesas que los mexicanos envían a sus familiares cuando este dinero proviene de sueldos ilegales, aumentando los costos de todas las visas temporales otorgadas a directores ejecutivos y diplomáticos mexicanos (si es necesario cancelarlas).
Incrementando las tarifas para el otorgamiento de tarjetas para el cruce fronterizo, que según Trump, son usadas por cerca de un millón de mexicanos cada año y que -dice- son la fuente para que muchos se queden de forma ilegal, aumentando los costos a todas las visas a trabajadores mexicanos en el marco de los acuerdos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, elevando las tarifas en puertos de entrada a EE.UU. a quienes vienen de México y recortando la ayuda extranjera a México si es necesario.
Hoy en su paso por suelo mexicano Trump ha dicho que reconoce la contribución de México a Estados Unidos, y respeta a los México-Estadounidenses, a los que incluso, en su posición de empresario millonario de bienes raíces, también les ha dado trabajo.
De inmediato reacciones a la visita de Trump a México, quien va abajo por lo menos cinco puntos en las encuestas con respecto a su rival demócrata Hilary Clinton, se han dejado sentir en redes sociales. De los cuales se pueden citar dos como muestra:
“Una reunión absurda, y sin ninguna razón, nunca un presidente de México se había reunido con un candidato. Es simplemente, en todas sus dimensiones, una medida estúpida”.
“No creo en el nacionalismo, menos cuando se ha construido imponiendo una cultura sobre otras y cuando se niega y se combate la plurinacionalidad en favor de la construcción forzada y perversa de una supuesta identidad nacional, pero me puso realmente de mal humor que el presidente de México en persona y su séquito de colaboradores decidieran darle un lugar de jefe de estado, a un payaso fascistoide, y peor , que ante los insultos que este ha proferido contra México y los mexicanos desde hace más de un año, no tuviera el mínimo valor de exigir una disculpa antes de cualquier posibilidad de diálogo”.
Por pronto Enrique Peña Nieto ha dicho desde ayer que esta reunión con Trump ha sido con el propósito de “cuidar los intereses de los mexicanos”, y de un hombre al que hace unos meses comparó con Adolfo Hitler, hoy ha dicho que existen “coincidencias”.
Según Presidencia de la República, la candidata demócrata a la presidencia de los Estados Unidos será la próxima invitada del presidente de México.