Salarios, avalados por la Constitución, y yo la respeto: Benito Nacif

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Excélsior.

Ciudad de México. Por ley, se prohíbe que a alguien le quiten el fruto de su trabajo sin algún motivo. El artículo 23 aclara que no se pueden reducir los salarios de los servidores públicos. El 127 dice que las remuneraciones de los (funcionarios) son irrenunciables. El órgano tiene que decretar si se es viable una reducción. Es la razón de ser de mis recursos ante el Tribunal Electoral”.

Se trata de ‘una impugnación para que se determine si esto es apegado a derecho o no. Es muy cierto que los salarios de los servidores, para muchas personas, son demasiado elevados, pero son los salarios que están en la ley, y si se quieren reducir, tiene que apegarse a la normativa. Y la ley es protectora de los salarios. Lo hace a través convenios’.

De normas de seguridad y estándares internacionales. Nadie está por encima de la Constitución. El INE e instituciones pasan por una coyuntura que demanda austeridad. Pero se debe cumplir con los derechos de sus trabajadores. Yo siempre respetaré la ley, y si la ley dice algo, es lo que se debe seguir”: Nacif Hernández es un mexicano ejemplar al seguir al pie de la letra la Carta Magna.

— Y en tú opinión —después de preguntarlo en reiteradas ocasiones por parte de Pascal Beltrán del Río—, ¿crees que las remuneraciones que reciben los servidores del INE compensan todas sus actividades? ¿Estás de acuerdo con los salarios? ¿Son justos?

Los salarios vienen en función del tipo de comportamiento que esperamos de determinado grupo de servidores. Para eso, a través de resoluciones, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y el Tribunal Electoral dicen que estas condiciones de autonomía implican que no deben estar sujetos a presiones internas ni externas”, por más plan de austeridad que se pregone.

Finalmente, sentenció que la determinación de las remuneraciones ‘está en la ley. Creo que ese juicio sustantivo les corresponde a los propios legisladores formularlo’. Y también es necesario analizar la coyuntura bajo la que se decretó la Constitución de 1917, y las variopintas necesidades que posee en la actualidad la sociedad y México en su conjunto.