La Jornada.
Ciudad de México. El director del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), Anthony Lake, reaccionó hoy con rabia e indignación al atentado contra autobuses en Siria que dejó más de 60 niños muertos.
“Tras seis años de guerra y matanza en Siria, esto supone un nuevo horror, que rompe el corazón de todo aquel que tenga uno”, dijo Lake en Nueva York. “No podemos permitir que sólo nos llene de rabia, sino que debemos renovar nuestra decisión de ayudar a los niños inocentes en Siria”.
El sábado explotó un coche bomba al oeste de la ciudad de Aleppo en una zona donde autobuses con refugiados esperaban para partir. La cifra de muertos es de al menos 126, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos. De ellos, 68 eran niños y 13, mujeres. Además hay numerosos heridos.
