El País
Mario Arturo Moreno Ivanova, hijo del ídolo mexicano Cantinflas, ha fallecido de un infarto a los 57 años en su casa de Ciudad de México. Su esposa, Tita Marbez, le ha contado a este diario que el domingo estuvo con él y alrededor de las dos de la madrugada, unas horas antes de morir “repentinamente”, la llamó por teléfono. Moreno fue el único hijo del cómico, o hijo adoptivo según algunas versiones, y la guerra legal que mantuvo con la familia de su padre por los derechos de una treintena de películas acabó dilapidando la fortuna que había heredado. Esta es la historia trágica de una de las familias más relevantes de México.
“Sí, era mi esposo”, responde con contundencia Marbez desde el otro lado del teléfono, poco después de la muerte del hijo Gran Mimo. “Estábamos separados, pero nunca nos divorciamos”, insiste en precisar. Marbez fue probablemente la última persona en hablar con Moreno antes de fallecer, pero prefiere guardar silencio sobre los detalles de la conversación. “Sufría una cardiopatía congénita”, reconoce escueta.
Tras la muerte de Cantinflas en 1993, Moreno Ivanova, hijo único del actor, se enzarzó en diversos litigios por los derechos de las películas con Eduardo Moreno Laparade, el sobrino del artista e hijo de Eduardo Moreno, hermano y mánager del cómico. Según la versión que mantuvo siempre Mario Arturo, el sobrino de Cantinflas falsificó la firma del cómico para hacerse con los derechos de sus películas y desvió unos 70 millones de dólares de las cuentas del actor ya moribundo usando papeles fraudulentos. Algo que siempre negó Laparade.
Moreno Ivanova fue el niño dorado de Cantinflas. De su padre recibió, entre otras cosas, un rancho, oficinas, una casa residencial, apartamentos en Acapulco, un coche Marquette de 1930 y un Mercedes Benz antiguo. Pero en una entrevista a este diario reconoció que lo había vendido todo para poder pagar abogados en la lucha judicial contra su primo. Laparade ofreció, no obstante, una visión muy diferente: “Era el dueño de casi todo, pero lo tiró, se lo metió todo por la nariz”.
Inlcuso su nacimiento estuvo rodeado de polémica. La madre de Mario Arturo no fue la esposa del humorista, la rusa Valentina Ivanova, sino una rubia tejana llamada Marion Roberts que tuvo una relación con Cantinflas de la que existen diferentes historias. Casi todas coinciden en que en 1959 la joven gringa llegó a la Ciudad de México con unos amigos que la dejaron plantada en un hotel con una factura desmesurada a su cargo. Un mozo del hotel se enteró de su drama y la llevó a hablar con Cantinflas, que tenía fama de caritativo, y, al parecer, liquidó la cuenta de la muchacha.
A partir de ahí lo único que se sabe con certeza es que el 1 de septiembre de 1960 Marion Roberts dio a luz a un niño que fue adoptado por el actor y su esposa rusa, y que en diciembre de 1961 Marion Roberts se suicidó con barbitúricos en el hotel Alfer de la capital.
A partir de la muerte de Cantinflas, los Moreno se convirtieron en una fuente de escándalos. Desde las batallas legales entre los primos por los derechos del cómico, pasando por las rupturas matrimoniales de Mario Arturo (se casó tres veces), hasta denuncias que el recién fallecido tuvo que enfrentar con sus propios hijos y su segunda mujer, Sandra Bernat.
El momento más crítico para Moreno Ivanova fue con el suicidio de su hijo en 2013, Mario Moreno Bernat. Poco antes, había denunciado a su padre por abusos psicológicos y maltratos físicos.