Subir impuestos a tabaco y refrescos podría financiar más de 50% de reconstrucción por sismos

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Huffingtonpost

Ciudad de México. Cobrar más impuestos por tabaco y bebidas azucaradas podría ayudar a reconstruir más del 50% de los daños provocados por los terremotos, además de contribuir a mejorar la salud de los mexicanos.

Al aplicar los impuestos de 75% al tabaco y de 20% a las bebidas azucaradas recomendados por la Organización Mundial de la Salud se obtendrían alrededor de 25 mil millones de pesos anuales adicionales, que se pueden destinar a la reconstrucción de viviendas, escuelas y hospitales, de acuerdo con las organizaciones El Poder del Consumidor y la Fundación Interamericana del Corazón México.

De este modo, la iniciativa podría generar 25 mil millones de pesos adicionales, lo cual permitiría pagar más de la mitad de los 38 mil 100 millones de pesos de pérdidas económicas provocadas por los sismos, según el gobierno federal.

De acuerdo con las organizaciones, “el aumento de los impuestos al tabaco y a las bebidas azucaradas es una recomendación de política de salud pública para bajar el consumo de estos productos y reducir la carga fiscal en el sistema de salud y las finanzas familiares”.

“El impuesto al tabaco es la medida más costo-efectiva para reducir su consumo, especialmente en países de ingresos bajos y medios. De acuerdo con la OMS, los gobiernos deben imponer contribuciones no menores al 75% del precio de venta final del tabaco. A su vez, sobre el impuesto a las bebidas azucaradas, que representan la mayor ingesta de azúcar en la dieta de los mexicanos, la OMS y diversos organismos internacionales y nacionales recomiendan que debe ser de 20%, por lo menos”, señalan las organizaciones.

Este tipo de medidas fiscales al tabaco ya se ha utilizado en situaciones similares. Después del terremoto de 1985, el gobierno de Miguel de la Madrid acordó implementar un aumento del impuesto ad Valorem al tabaco de 139.3% a 180%, que destinaría exclusivamente al Fondo de Desastres Naturales (Fonden).

Otro ejemplo de la efectividad de esta política fiscal es Chile, luego del terremoto ocurrido a inicios del 2010, se pudieron captar recursos para la reconstrucción del país, al aumentar el impuesto ad valorem al tabaco, de 50.4% a 62.3%.

Algo que, además de financiar la reconstrucción, podría ayudar a combatir problemas de salud en México.

“El costo anual de atención médica por este rubro es de 75 mil 400 millones de pesos. Por impuestos específicos a tabaco se recaudan alrededor de 38 mil millones de pesos. Eso lo mencionamos porque si se aprobara este aumento, implicaría la reducción de un déficit fiscal que ya tenemos”, señala Erick Antonio Ochoa, director de políticas en Salud Pública de la Fundación Interamericana del Corazón México (FIC México), en entrevista con HuffPost.

“Es ganar-ganar. No solamente es una política que mejore la recaudación sino que si se ajustara, nuestro estimado es que con el impuesto al tabaco habría una disminución del consumo de 30% que sería bastante significativo”, agrega.

“Muchos fumadores dicen: ha aumentado mucho el precio de las cajetillas. Pero no es porque hayan aumentado impuestos, sino porque la industria tabacalera ha hecho ajustes a sus precios y son los que han hecho más inaccesible el producto, sin que necesariamente contribuyan para reducir el déficit fiscal que representa la atención médica por enfermedades relacionadas al tabaquismo”, dice Antonio Ochoa.

Un escenario muy similar al que ocurre con la venta de refrescos.

“El impuesto a las bebidas azucaradas, que representan el 70% del consumo de azúcar añadida en la dieta de los mexicanos, debe ser al menos de un 20%, según lo recomiendan diversos organismos internacionales como la OMS y nacionales como el Instituto Nacional de Salud Pública. El impuesto actual es de 10%, y se considera un impuesto a medias”, consideró Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor.

“Si el impuesto aumenta a 2 pesos por litro, que sería el equivalente al 20% recomendado, ingresarían alrededor de 16 mil millones de pesos adicionales. Esta medida correspondería a las declaratorias de emergencias epidemiológicas por obesidad y diabetes decretadas por la Secretaría de Salud. Con este aumento bajaría el consumo, proporcionalmente, en un 10% con un impacto importante en la reducción de sobrepeso, obesidad y diabetes”, agrega Calvillo, quien fue uno de los activistas espiados por promover impuestos que afectan los intereses de la industria refresquera.

Sin embargo, la presión de la industria tabacalera y de bebidas azucaradas ha hecho una labor de cabildeo muy fuerte desde hace años para impedir que el Congreso aumente los impuestos a estos productos.

“Están presionando muy fuerte. Lo llevan haciendo en los últimos años, sobre todo a la SHCP, porque se venden como grandes contribuyentes. Pero los márgenes de utilidad que ellos tienen no los tiene ni la cadena de restaurantes de comida rápida más grande del mundo. La tasa de utilidad que tiene por ejemplo, Phillip Morris, es altísima. Ellos vendiendo productos aquí en México, el décimo mercado mundial, no lo quieren soltar”, concluye Antonio Ochoa.

En México se invierte el únicamente el 6.2% del PIB en salud, cuando el promedio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) es de 8.9%.

Durante el sexenio del presidente Enrique Peña Nieto, cerca de 30 mil millones de pesos se han recortado al Presupuesto Público Federal para el sector salud.