Rafael García Zavaleta.
Ya no estamos para reclamos, son tiempos de implementar acciones que den resultados, a nosotros como ciudadanos.
De nada han servido los reclamos por más de seis décadas a través de huelgas, marchas, paros, plantones y aun así se vivió por parte de nuestros padres o nuestros abuelos, el 68, el 71, en Oaxaca, el 87, el 2006 y demás agresiones en Atenco, Ayotzinapa, Tlatlaya y muchos más, entonces, necesitamos reaccionar ahora mismo, si no queremos que en escasos siete meses estemos viviendo la suspensión de garantías como en nuestra vecina república de Honduras, ante un grupo gobernante que no quiere dejar el poder, como es el caso de la cúpula oligárquica del PRI encabezada por Carlos Salinas de Gortari, del PAN con Ricardo Anaya y en el centro del país, el PRD con Alejandra Barrales, y en el descaro de la ambición, por la independiente, Margarita-Calderón, los demás disque independientes, no son más que payasos bufones que se prestan al juego perverso del gobierno..
No podemos, ni debemos darnos el lujo de tanto desperdicio de energía, tanto desgaste de las verdaderas organizaciones populares, no de las clientelares, de las que siguen a dirigentes que después resultan los nuevos millonarios.
A las dirigencias de esos grupos sociales verdaderamente con objetivos sociales, se hace inevitable hacerles la pregunta medular, pertinente, principal para cada dirigente ¿qué realmente pretende el o los dirigentes para su grupo? No son tempos de exponer a los ciudadanos manifestantes a que los agredan los grupos y fuerzas de seguridad pública, municipal, estatal o federal. No debemos caer en la provocación para que nos repriman.
Nuestra organización debe ser pacífica, ordenada, estratégica, nuestra mira, por la vía pacífica, de forma contundente y sin dejar lugar a dudas, en las urnas del 1 de junio de 2018, decirle que queremos un México distinto al que han generado.
Debemos estar convencidos de que se necesita ganar con un margen amplísimo para que no haya pretexto de manifestaciones de inconformidad en donde les demos cabida a aplicarnos la Ley de Seguridad Interior y echarnos al Ejército encima.
Necesitamos ganar la mayoría de diputados y senadores en el Congreso Federal y en los Estados en los Congresos Locales, para tener el Quórum legal a favor en las nuevas leyes y en las reformas legales que se necesiten aprobar. Esa es la forma de dejar en intención que nos agredan con la aplicación de la Ley de Seguridad Interior y con la reforma al Código Civil Federal, donde se penaliza decir algo de nuestros corruptos funcionarios.
Si se han soportado y resistido estoicamente durante décadas por parte de los gobernados las agresiones de sus gobernantes, de sus funcionarios de todos los órdenes de gobierno, sea éste del perfil educativo que sea, es entonces el tiempo de usar la inteligencia e intuición natural que nos acompaña por el solo hecho de ser “ser humano”.
En lenguaje sencillo y comprensible deberán esforzarse los que pretenden cambiar el actual estado de cosas, mediante discurso y acciones entendibles para el común de las personas, mostrar el camino adecuado a recorrer, para que no sea necesario el uso de la violencia para cambiar el estado de cosas, ese estado de cosas que se traduce en pobreza y frustración en la mayoría de la población mexicana.
Pero escuchando y leyendo al español Antonio García Trevijano, entendemos que carecemos de la cultura que nos daría la segunda naturaleza, y es la respuesta que obtuve y quiero compartir porque responde a esa interrogante que sé que muchos también se hacen, por qué nos da miedo enfrentarnos al estado de cosas, donde somos víctimas unos más otros menos, pero la mayoría víctimas.
Porque los acomodaticios, los miedosos, los que están dispuestos a adaptarse lo hacen de inmediato, y en las transformaciones se van os más valientes, os más sinceros, los más puros. Luego entonces, somos resultado de los más acomodaticios, los más adaptables, porque no somos hijos de los más valientes, de los más puros de la revolución, esos hombres se murieron y quedamos una mayoría de timoratos y cobardes.
Por eso es necesario, que con esa cobardía que nos caracteriza, por lo menos hagamos lo que no necesita esfuerzo ni riesgo alguno, salgamos a votar este 1 de julio de 2018. Si nos preguntamos ¿por qué los gobernantes agreden? ¿Por qué reprimen? La respuesta es obvia, simplemente porque los que detentan el poder sienten temor de perder sus privilegios que les brinda ostentar y ejercer el poder.
Por eso reprimen, por eso matan, mientras la muchedumbre rebelde pone los muertos. La población mexicana y en particular la oaxaqueña, cuentan con la mitad de lo necesario para alcanzar una vida digna. Ya se tiene la estoicidad, nuestra población necesita perder el miedo para conseguir la otra mitad, es decir, la dignidad plena. A estos bárbaros no les importa la protección, aplicación y garantía de los derechos humanos.
Y es que aquí no veamos la libertad de manifestación de las ideas, de expresión, sino el derecho humano a una vida digna y es de lo que nos han privado los gobernantes provenientes del PRI y del PAN en el ámbito nacional.
Y para cerrar esta oportunidad, en Oaxaca estamos viviendo un retroceso de tres sexenios, como cuando estuvo al frente del ejecutivo el padre del actual gobernador, Joseph Nelson Murat Casab, se usaba el poder de forma bárbara y brutal.
Hoy es lo mismo, el actual Gobernador no ha dado respuesta, ni la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado, ni el Fiscal General del Estado, a más de diez días hábiles que les solicité por escrito y les expuse sobre la ilegalidad del nombramiento del representante del Poder Judicial del Estado de Oaxaca, Licenciado Raíl Bolaños Cacho Guzmán, y del conflicto de interés que representa para el Fiscal Especializado en Materia de Combate a la Corrupción, el tener uno de sus agentes del Ministerio Público la carpeta de investigación correspondiente por los notorios delitos cometidos por el benefactor de su padre.
Podrán preguntarse por qué se los comento en esta columna, es para que estén enterados de cómo se tiene que hacer un esfuerzo mayor en Oaxaca, para luchar y buscar que se establezca un estado constitucional de derecho.
Dentro de lo institucional, se está litigando el tema con todos los recursos legales, pero hay una mafia en el poder que obstaculiza al máximo. Porque la justicia está podrida en Oaxaca. Los diputados están en otra cosa, ajena a sus funciones como diputados. El ejecutivo, … ah, qué pena por Oaxaca y sus oaxaqueños…