Agencias.
Francisco pidió el sábado luchar contra el feminicidio que afecta a Latinoamérica y lo calificó de “plaga” en su primera alusión a este crimen desde que accedió al pontificado hace casi cinco años.
En una celebración mariana en la norteña ciudad costera de Trujillo, el papa describió a las mujeres, madres y abuelas como la “fuerza motora” de las familias, pero dijo que al ser víctimas de violencia “quedan silenciadas detrás de tantas paredes”.
Luego pidió promover un legislación y una nueva cultura en toda la región “que repudie toda forma de violencia” contra las mujeres.
En 2017, Amnistía Internacional denunció que en el continente americano se registraban al menos 12 feminicidios por día. La organización defensora de los derechos humanos añadió que los avances de los países de la región para detener la violencia contra mujeres y niñas fueron escasos.
Por su parte la Organización de los Estados Americanos (OEA) dijo en 2017 que aunque en el continente se han logrado avances significativos en los últimos años “aún existen cifras inaceptables de feminicidios, de violencia doméstica, de discriminación y precariedad laboral”.
Miles de mujeres han salido a las calles de toda América Latina -Perú incluido- para protestar contra la violencia de género en los últimos años como parte de la campaña internacional “Ni Una Menos”.
Horas antes, Francisco consoló a los peruanos que lo perdieron todo en las inundaciones de 2017 y les dijo que pueden superar las “tormentas” de la vida en comunidad y erradicando la violencia que azota al norte peruano.
El papa viajó a Trujillo, tercera ciudad más importante del país que fue golpeada por las inundaciones de “El Niño Costero” y el año pasado mataron a más de 150 personas además de destruir a cientos de miles de hogares en todo Perú. Muchos todavía viven en tiendas de campaña.
El pontífice dijo a unos 200 mil fieles que vino a rezar con los damnificados, quienes también deben enfrentarse a “otras tormentas que pueden azotar estas costas con efectos devastadores en la vida de niños de estas tierras”, en referencia al crimen organizado y el sicariato que afectan el norte peruano.
La extorsión es común en el norte del Perú y en los alrededores de Trujillo, especialmente en las zonas más afectadas por las inundaciones. Los conductores de autobús que no pagan a menudo ven sus autobuses incendiados. La violencia es tan prevalente aquí que el destacado autor peruano Mario Vargas Llosa escribió sobre ella en una de sus novelas más recientes –“El héroe discreto”– inspirada en un empresario de Trujillo que se negó a pagar.
Con ese telón de fondo, el papa encuentró una población frustrada que espera que su visita pueda acelerar el ritmo de la reconstrucción del peor desastre ambiental que ha sufrido Perú en casi dos décadas.
Francisco es el segundo pontífice que visita la ciudad costera, que se ve sacudida periódicamente por las desastrosas lluvias causadas por el calentamiento de las aguas del Océano Pacífico. Juan Pablo II estuvo en Trujillo en 1985 durante una década en la que Perú se vio afectado por El Niño, la hiperinflación y la violencia política.
Tres décadas después, muchas de las desigualdades de entonces persisten en la sociedad peruana y las zonas rurales y pobres están todavía poco preparadas para enfrentar los daños causados por los desastres climáticos.
Después de celebrar la misa, Francisco recorrió en su papamóvil una barriada con el mismo nombre que su lugar de nacimiento: Buenos Aires. La gente saludó su caravana, algunos ondeando banderas argentinas.
El primer papa latinoamericano ha viajado por toda la región desde que se convirtió en pontífice en 2013, pero no ha visitado Argentina, obligando a muchos de sus compatriotas a trasladarse para verlo en otros países.
La visita del pontífice en Chile al inicio de la semana se vio empañada por protestas debido a la respuesta de la iglesia católica al abuso sexual de sacerdotes. También se quemaron iglesias, una de ellas durante la madrugada del sábado.
La Iglesia de la Virgen de la Candelaria, a unos 100 kilómetros al sur de Santiago, fue incendiada hasta los cimientos y las autoridades investigan el caso como un probable acto de vandalismo.
Francisco desató un alboroto nacional en Chile el jueves cuando acusó a las víctimas del mayor sacerdote pedófilo del país de haber calumniado a otro obispo, Juan Barros. Los sobrevivientes dicen que Barros sabía de los abusos de Fernando Karadima y no hizo nada para detenerlo o denunciarlo, señalamiento que Barros niega.
El sábado, el principal consejero de Francisco sobre abuso sexual clerical criticó al pontífice por sus acusaciones contra las víctimas, calificando sus palabras como “una fuente de gran dolor para los sobrevivientes de abuso sexual”.