La Jornada.
Ciudad de México. Las constantes amenazas, secuestros, desapariciones y homicidios contra periodistas en Tamaulipas, así como varios ataques a instalaciones de medios de comunicación, han convertido a esa entidad en una zona de silencio
, aseguró la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Esa entidad es la segunda más peligrosa del país para el ejercicio del periodismo. Con el reciente asesinato de Carlos Domínguez Rodríguez, el 13 de enero en Nuevo Laredo, se ha reportado el homicidio de 15 comunicadores en territorio tamaulipeco de 2000 a la fecha, sólo debajo de los 21 casos en Veracruz.
En el informe Zonas silenciadas: regiones de alta peligrosidad para ejercer la libertad de expresión, la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la CIDH lamentó que en Tamaulipas los periodistas y los propios medios informativos se hayan visto obligados a callar y dejar de publicar información relacionada con el crimen organizado, la violencia y la probable complicidad de las autoridades con estos grupos.
“En Veracruz, las agresiones contra periodistas se intensificaron en los cinco años recientes, con saldo altísimo de asesinatos, desapariciones y amenazas, pese a lo cual un sector pequeño de la prensa mantiene la decisión de informar sobre estos episodios.
Sin embargo, en Tamaulipas, en un contexto similar, muchos periodistas han optado por silenciarse, en buena medida porque padecieron con anticipación la amenaza, el asesinato y el hostigamiento. Esto ha determinado que durante los años recientes, al abordar la problemática de la violencia en esa región, los reflectores se hayan enfocado más sobre Veracruz, aunque la violencia contra los comunicadores en territorio tamaulipeco persiste
.
En el informe, la relatoría especial, a cargo del experto Edison Lanza, recordó que de acuerdo con información de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), las cinco entidades más peligrosas para la prensa en el país son Veracruz, Tamaulipas, Oaxaca, Guerrero y Chihuahua.
Testimonios recabados entre comunicadores tamaulipecos dan cuenta del miedo y la intimidación con los que día a día realizan su labor. Siempre, dijeron, existe el riesgo de no volver a pública, ya sea por la presión o por ataques de los criminales. Esto comenzó hace más de tres lustros.
Tamaulipas fue una de las primeras entidades del país en caer bajo la violencia de los grupos del crimen organizado. Incluso desde principios de la década de los 2000 los cártelesdel narcotráfico comenzaron a ejercer violencia en el estado contra medios y periodistas, con el objetivo de que sus actividades y relaciones no fueran difundidas, reportó la CIDH.
En su informe, el organismo internacional resaltó que datos de la CNDH ubican a Tamaulipas como la entidad del país en la que más secuestros de periodistas se han perpetrado en años recientes. Tres de cada 10 plagios de comunicadores en el país se dieron es esa entidad.
En ese contexto se registra una situación estructural de violencia, impunidad y autocensura en la prensa del estado
, lamentó la CIDH.
Agregó que en la década freciente el estado ha sido definido como una zona de silencio
por el efecto de autocensura que genera la violencia y por la práctica de imponer información por parte de los cárteles.
Hay una serie de asuntos de interés público cuya cobertura puede acarrear serias represalias en Tamaulipas: tráfico de drogas y de personas migrantes, prostitución, extorsiones, contrabando, corrupción en aduanas y contratos entre empresas asociadas a grupos crininales y el Estado
, indicó.