En el Día del Niño, expertos instan a atender la salud mental de los menores

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La Jornada.

Ciudad de México. Comer juntos, salir a alguna área verde y jugar un rato o ver televisión es lo que necesitan los niños de sus padres. Es tiempo de calidad que les ayuda a tener una buena salud mental. Esto es importante porque a causa del clima de violencia e inseguridad que se vive en el país, los conflictos en las familias y la ausencia de alguno o ambos padres, los hijos tienen problemas.

Eso es lo que se ve en servicios de salud como el de Higiene Mental del Hospital General, Centro Médico Nacional La Raza y hoy, con motivo del Día del Niño, es una buena oportunidad para poner atención al tema.

A este nosocomio llegan niños y adolescentes con dificultades para aprender y problemas de convivencia con sus compañeros. En el extremo, el acoso escolar. Pueden convertirse en agresores o en las víctimas.

Como parte de la atención médica se pide a los menores de edad que hagan algún dibujo, el cual revela lo que les está afectando: son los papás peleando, lugares sombríos, armas y muerte. Miguel Ángel Jiménez, jefe del servicio de Higiene Mental del hospital perteneciente al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), aporta los datos y advierte que se ha perdido de vista la importancia de la salud mental, que es complemento del bienestar físico, emocional y social.

Implica que los niños cuenten con una red de apoyo en sus ca-sas, con la presencia de sus padres en convivencia armónica, y que en las escuelas se garantice el cumplimiento del Reglamento de Convivencia Escolar, por lo menos.

Cambiar este panorama es difícil por las condiciones de vida de las familias en las que los papás trabajan: están fuera del hogar todo el día y cuando llegan, generalmente la mamá, es para hacer comida, lavar la ropa y revisar tareas. Claramente no hay espacio para la convivencia con sus hijos. Tenemos que hacer el esfuerzo, advierte el experto.

Cambios necesarios

Hay que prestar atención a los niños. Darles valores, enseñarles que las cosas no se logran con fantasías ni violencia, sino con el trabajo diario. Para eso, la sociedad tiene que cambiar y hacer lo necesario para que las madres de familia puedan estar con sus hijos y pasar tiempo de calidad.

Los niños valoran si su mamá está en casa y que comparta con ellos el gusto, los sentimientos.

Al Hospital General La Raza llegan niños con trastornos alimentarios que se desarrollan, a veces, porque nadie come con ellos. Esperan a que alguien llegue. Eso debería ser fácil de entender porque ¿a quién le gusta comer solo?

Es importante observar si los hijos pierden el interés por la escuela, si se comportan de manera desorganizada, si se vuelven agresivos o pasivos. Para darse cuenta, hay que estar ahí.

Es difícil pero se puede y los niños lo pasarán mejor porque saben responder ante el interés y el buen trato de quien se preocupa por ellos, señala Jiménez.

¿Qué puede afectar a los niños?

La gama de situaciones que da-ña la salud mental de niños y adolescentes es amplia:

• Los pleitos y/o la separación de sus padres.

• Cuidar a sus hermanos menores. Si para un adulto es causa de conflicto la atención de los hijos, cómo será para un jovencito (hombre o mujer) cuya estructura mental todavía está en desarrollo. Es común que caigan en angustia.

• Quedarse solos en casa. Se cuestionan por qué no tienen a nadie, por qué su mamá no está con ellos, si le importa más el trabajo. Por naturaleza los niños son egocéntricos: la vida existe alrededor de ellos. Cuando eso no es así, viene el conflicto.

Las consecuencias pueden ser varias:

• Conducta violenta

• Apatía

• Abandono escolar

• Atentar contra su integridad y su vida

Sobre esto último, también hay evidencia clara en el Hospital General La Raza. A causa de la afectación en la salud mental de los menores de edad, ha aumentado el índice de suicidios.

En esta unidad hospitalaria se incrementaron los ingresos de derechohabientes al área de urgencias luego de haber atentado contra su vida. Hasta hace algunos años llegaba un caso a la semana, ahora son cuatro o cinco.

Todavía más grave es que antes este problema se presentaba en periodos específicos como el cierre o inicio del ciclo escolar o en diciembre. “Ahora –de acuerdo con el jefe del servicio de Higiene Mental– no hay distinción, prácticamente sucede todo el tiempo. Ya no hay un periodo especial”.

Los intentos o gestos suicidas se dan en infantes que tienen entre 10 y 15 años de edad y con más frecuencia entre los de 14 y 15.