La Jornada.
Ciudad de México. Con 25 años al frente de la Coordinación de Asuntos Internacionales del Instituto Nacional Electoral (INE), Manuel Carrillo Poblano sostiene que las preocupaciones centrales de las democracias en la actualidad se concentran en construir mecanismos de seguridad que blinden los resultados de comicios ante eventuales ataques cibernéticos que alteren el sentido. Aunque no hay un solo caso comprobado en el mundo, en la actualidad se realizan esfuerzos para contener potenciales alteraciones.
Carrillo señala que en un reciente encuentro internacional para debatir sobre democracia y seguridad, en diversas regiones del mundo el tema se ha vuelto recurrente. En México, la protección que ha desplegado el INE le ha permitido hacer muy complicado interferir los mecanismos de captación de los resultados: existe un mecanismo permanente de modificación de los códigos de acceso al Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) prácticamente minuto a minuto
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Designado en el cargo aún bajo la tutela de la Secretaría de Gobernación del entonces Instituto Federal Electoral (IFE), subraya que la actualidad de la democracia mexicana dista mucho de la sospecha de fraude y de mecanismos de alteración que prevalecía hace 25 años.
Hacia 1993, cuando en medio de disputas internas gubernamentales sobre la pertinencia de abrir los procesos electorales a la observación –nacional e internacional–, en el entorno de las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y después del alzamiento zapatista se determinó dejar atrás la cerrazón de impedir la presencia extranjera en los procesos electorales para impulsar, en 1994, la asistencia de visitantes extranjeros y un esquema de observación.
Entonces México se encontraba bajo la sospecha del fraude, de la existencia de un entramado ilegal para manipular los resultados, recuerda Carrillo Poblano, veníamos de 1988, a partir de lo cual se construyó una reforma que dio vida al IFE y las negociaciones del TLCAN llevaban implícita la demanda de una cláusula democrática. Ese fue el origen de que comenzaran voces a demandar la presencia de visitantes extranjeros y la observación, necesidad que se apuntalaría con el alzamiento zapatista y el asesinato de Luis Donaldo Colosio
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A partir de entonces, en materia de sistemas democráticos el país ha visto una dualidad: el interés por la presencia de visitantes extranjeros hasta este 2018, en que a dos meses de la elección hay ya 112 acreditaciones, pero al mismo tiempo, a partir del conjunto de reformas electorales que hacen del país uno de los que tienen uno de los sistemas más complejos, la presencia mexicana en misiones de observación y asistencia electoral ha sido creciente.
En buena medida, advierte por su parte Carlos Navarro, director de Estudios y Política Internacional de dicha instancia del INE, ahora obedece al complejo entramado del sistema electoral mexicano que contiene disposiciones únicas a escala mundial: la supervisión de 59 millones de promocionales que ningún país tiene –hasta ahora Guatemala ensayará un esquema similar– o la fiscalización en línea que México ha innovado como consecuencia de la necesidad de revisar los gastos de campaña, cuyo rebase ahora ya es causal de nulidad.
Estas son las innovaciones recientes producto de la problemática que ha tenido México en sus procesos recientes –2006 y 2012–, identificados como factores de inequidad que ha sido el objeto central de las reformas, pero hay otros esquemas creados en esta larga cadena de modificaciones que también son originales, como el complicado sistema de designación de funcionarios de casilla.
Si bien en muchos casos la perspectiva internacional del sistema electoral mexicano es muy favorable –lo que ha derivado en que el INE haya participado en varias misiones de asistencia electoral–, ha habido momentos difíciles, como en 2006, primera ocasión que la Unión Europea enviaba una misión de observación cuyas conclusiones fueron muy críticas al proceso comicial.
Aunque con diferentes motivaciones, la presencia de visitantes extranjeros y el esquema de observación nacional, con asistencia de Naciones Unidas, ha permanecido y ésta será la quinta elección presidencial en que sucede: en 1994 vinieron 930 visitantes extranjeros y se desplegaron 82 mil observadores nacionales, por lo que Carrillo Poblano confía en que la expectativa de vistantes sea similar. La diferencia es la diversidad de países, pues si en 1994 fueron 33, ahora se esperan más de 60, pues en sí casi 70 por ciento provenía de Estados Unidos, pero para 2012 esta proporción se redujo a 22 por ciento.