El Vaticano investiga por presuntos abusos sexuales a un obispo argentino

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El País.

Ciudad de México. En julio de 2017, el obispo Gustavo Zanchetta renunció sin previo aviso a la diócesis de Orán, en Salta, una de las provincias más conservadoras de Argentina. En una carta breve, dijo entonces que tenía problemas de salud. Se fue sin despedirse, de un día para el otro. Seis meses después, el Papa Francisco lo puso al frente de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica, la oficina que administra las propiedades inmobiliarias y financieras del Vaticano en todo el mundo. Sorprendió entonces que los supuestos problemas de salud de Zanchetta le permitiesen asumir semejante responsabilidad. Había, ahora se sabe, una explicación. No fue su salud la que convenció a Zanchetta de la necesidad de abandonar su país natal. Este viernes, el Vaticano anunció que el obispo está bajo investigación preliminar por acusaciones de abuso sexual. El portavoz interino del Papa, Alessandro Gisotti, explicó en un comunicado que las denuncias emergieron el pasado otoño y eran desconocidas cuando Zanchetta obtuvo el cargo de manos de su compatriota Francisco.

La investigación contra Zanchetta se encuentra en una “fase preliminar”, según aclaró Gistotti. El actual obispo de Orán, Luis Antonio Scozzina, tiene a cargo la recopilación de testimonios que luego deberá enviar al Vaticano. En caso de prosperar, el caso será remitido a la comisión especial que Francisco creó para examinar conductas indebidas de los obispos. Gisttoti dijo que cuando el Zanchetta renunció al cargo se lo acusaba de “autoritarismo”, pero que no hubo “ninguna acusación de abuso sexual”. Admitió, eso sí, que no fue la salud del obispo lo que lo alejó de Argentina. “Las razones de su dimisión tiene que ver con su dificultad de gestionar las relaciones con el clero diocesano, a las relaciones muy tensas con los sacerdotes de su diócesis”, explicó el portavoz, sin dar mayores precisiones.

Zanchetta, de 54 años, fue obispo de la diócesis de Orán, en el extremo norte de Argentina, entre 2013 y 2017. El 29 de julio de aquel año, difundió una carta entre sus feligreses que aún puede leerse en la cuenta de la diócesis en Facebook. “Desde hace tiempo un problema de salud no me permite llevar plenamente el ministerio pastoral que me fue confiado (…) Por eso he puesto en manos del Santo Padre esta decisión, que creo es la mejor, sobre todo pensando en ustedes, antes que en mí mismo (…) Dado que debo partir lo antes posible para iniciar el tratamiento, me despido con esta carta, aunque quisiera poder estrechar las manos de todos”, escribió Zanchetta.

Los procedimientos de renuncia suelen demorar meses, pero el Vaticano aceptó la del argentino en sólo tres días. Tan rápida fue su salida que no hubo siquiera una misa de despedida, como es habitual en estos casos. El religioso recaló entonces en España, hasta que a finales de 2017 Francisco lo llevó al Vaticano para aprovechar, según dijo Gisttoti, su “capacidad para la gestión administrativa”. El portavoz aclaró también que, mientras avancen las investigaciones por presunto abuso sexual, Zanchetta será apartado de sus responsabilidades actuales.

El 28 de diciembre pasado, el diario El Tribuno de Salta publicó que tres sacerdotes de Orán denunciaron al obispo ante la Nunciatura de la Santa Sede en Buenos Aires por presuntos abusos sexuales. Al mismo tiempo, reveló que los acusadores habían sido trasladados de inmediato a otros destinos pastorales. Dos días después, el 30 de diciembre, el Obispado de Orán difundió un comunicado en el que aclaraba que “los cambios de destino se debieron a la búsqueda de una mejor atención de los fieles” y que se ponía a disposición para resolver “cualquier situación de abuso”. La confirmación vaticana acerca de una investigación contra Zanchetta no hace más que sumar elementos a un escenario cargado de intrigas.