Animal Político
Ciudad de México. La fiscal Andrea Goldbarg aseguró que los testimonios de 56 personas, incluidos 14 excolaboradores del Chapo, así como llamadas telefónicas entre el acusado y sus socios grabadas en secreto, mensajes de texto interceptados e informes contables incautados son más que suficientes para declararlo culpable.
Mientras hablaba, cientos de fotos, videos, mapas y mensajes de texto entre el exjefe del cartel de Sinaloa y sus socios se sucedieron en una gran pantalla en la sala del tribunal, en una suerte de avalancha visual de la evidencia contra el mítico capo mexicano acumulada por la fiscalía durante más de una década.
Armas y drogas en la corte
A un par de metros del jurado, fue colocado un chaleco antibalas, un par de rifles -incluido un AK-47- y varios ladrillos de cocaína incautados al cártel.
“Han visto la evidencia: drogas, armas, informes contables, cartas. Todo esto prueba que el acusado es culpable de todos los cargos más allá de toda duda razonable”, dijo la fiscal al jurado.
El Chapo, vestido de traje oscuro, se mostró atento como durante todo el proceso, tomó notas y en un par de momentos hasta sonrió relajado. Como cada día, cruzó un saludo y miradas con su joven esposa Emma Coronel, de 29 años, sentada entre el público.
Joaquín “el Chapo” Guzmán, de 61 años, es acusado de 10 delitos de narcotráfico, posesión de armas y lavado de dinero. Fue extraditado a Estados Unidos hace dos años, tras dos fugas espectaculares de prisiones mexicanas. Si es hallado culpable, podría ser condenado a cadena perpetua.
Inicialmente, el Chapo fue acusado de 17 delitos, pero los cargos fueron reducidos luego a 11 y finalmente a 10.
Atando cabos
“Como dijimos en los alegatos iniciales, este caso es sobre drogas, dinero y violencia. A lo largo de 25 años, el acusado fue subiendo de rango en el cartel hasta convertirse en el principal líder del cartel de Sinaloa”, dijo Goldbarg al jurado.
“Su objetivo era distribuir tantas drogas como fuera posible en Estados Unidos, y obtener ganancias de millones de dólares”, añadió.
El gobierno estadounidense calcula que entre 1989 y 2014 el Chapo y su cártel facturaron 14,000 millones de dólares enviando cocaína, metanfetaminas, heroína y marihuana a Estados Unidos.
La fiscal comenzó su alegato final recordando una escena macabra contada la semana pasada por un exsicario del Chapo, Isaías “Memín” Valdez: el acusado disparando contra dos narcotraficantes del cártel rival de Los Zetas y dando órdenes de echarlos a una hoguera en las montañas de Sinaloa.
No solo ordenaba torturas y asesinatos, sino que él mismo “no tenía miedo de ensuciarse las manos” y “personalmente asesinó” a tres narcotraficantes rivales, según contaron testigos, dijo Goldbarg.
Luego comenzó a repasar cada uno de los 10 cargos y las 26 violaciones de las que es acusado, atando cabos sueltos al recordar los testimonios de los 14 testigos cooperantes de la fiscalía, destacando sus coincidencias.
Y volvió a difundir extractos de llamadas telefónicas y mensajes de texto del Chapo, donde éste habla de sus negocios de droga y de sobornos a funcionarios mexicanos, y que confirman lo contado por sus exsocios que decidieron traicionarlo para obtener una sentencia reducida.
Mejor el juicio que el trabajo
Un problema con una integrante del jurado fue discutido y resuelto rápidamente en la mañana por el juez Brian Cogan.
La jurado quería saber si el Chapo está pagando él mismo a sus abogados. Cogan se reunió con ella en privado, y según la transcripción de la corte, le explicó que no debe especular sobre ese tema, que no forma parte de la evidencia y por ende no puede afectar su veredicto.
La mujer dijo que comprendía.
El juez también quiso despachar a un jurado suplente cuyo jefe quiere despedirlo porque no puede trabajar desde el inicio del proceso el 5 de noviembre. Pero el jurado dijo que prefería seguir en el juicio hasta el final que regresar a su empleo, aunque eso implique queda