Evalúa el gobierno mexicano imponer aranceles a productos de EU

0
214

La Jornada

Ciudad de México. El gobierno mexicano no descarta un “Plan B” para imponer aranceles de manera selectiva a productos importados de Estados Unidos.

Una acción similar fue tomada hace exactamente un año, el 5 de junio de 2018, cuando la administración de Enrique Peña Nieto aplicó aranceles de entre 7 y hasta 25 por ciento a 71 productos siderúrgicos, industriales, agropecuarios y de aluminio estadunidenses, que fueron escogidos selectivamente por provenir de regiones donde el presidente Donald Trump tiene parte de su base electoral, de acuerdo con información pública y datos oficiales.

La decisión fue tomada entonces como represalia comercial a los aranceles de 25 y 10 por ciento que cuatro días antes aplicó el gobierno de Trump a las exportaciones de acero y aluminio mexicanos, pese a que ambos países y Canadá se encontraban en medio de las negociaciones para modernizar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

Ahora, con la nueva amenaza de Trump de imponer a partir del próximo lunes 10 de junio un arancel de 5 por ciento a las exportaciones de todos los productos mexicanos que llegan a su territorio, con aumentos progresivos hasta llegar al 25 por ciento en octubre si el gobierno mexicano no frena la migración indocumentada, la secretaria de Economía, Graciela Márquez, y la subsecretaria de comercio exterior, Luz María de la Mora, no han descartado que como “plan B” México también aplique aranceles a productos estadunidenses si fracasan las negociaciones al respecto.

El presidente Andrés Manuel López Obrador recibió este miércoles una propuesta con una lista de productos estadunidenses que podrían estar sujetos a aranceles en caso de concretarse las amenazas de Trump, informó la agencia Reuters.

Dado que las exportaciones de México hacia Estados Unidos ascendieron el año pasado a 349 mil 600 millones de dólares, se calcula que el costo del arancel del 5 por ciento será de 17 mil 500 millones de dólares.

Desde hace varios años Estados Unidos registra un déficit comercial con México ya que le compra más de lo que le vende y en 2018, las importaciones estadunidenses ascendieron a 216 mil 300 millones de dólares.

La cifra implica que las exportaciones mexicanas superaron en 61.6 por ciento o en 133 mil 300 millones de dólares a las importaciones estadunidenses. Además, de cada 100 dólares que México obtiene de las exportaciones casi 80 provienen del vecino país pero éste concentra 46.6 de cada 100 dólares de las importaciones que realiza.

Los registros de la Secretaría de Economía (SE) detallan que los 10 principales productos que México compró el año pasado a Estados Unidos son gas natural, maíz amarillo (destinado al ganado), motores y cajas de cambio para vehículos, refacciones para aeronaves, keroseno, propano, plásticos así como artículos de cobre y también de aluminio, en ese orden de importancia.

En conjunto concentran el 10 por ciento del valor total de las importaciones hechas a Estados Unidos y tan sólo el gas natural representa 2.5 por ciento, el maíz amarillo 1.45 por ciento y los motores el 1.3 por ciento.

Si bien el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador ha insistido en que se debe privilegiar el diálogo, la secretaria de Economía, Graciela Márquez, aseguró el lunes pasado en Washington que si no se alcanza un acuerdo con Estados Unidos, México puede recurrir a organismos internacionales o aplicar represalias comerciales.

“Nosotros estamos evaluando, pero confiamos que la diplomacia y estas acciones de persuasión y convencimiento para mantener y que funcionen esta integración productiva y comercial. No queremos usar los aranceles para dañar la creación de empleos o dañar la inversión, queremos que el libre comercio prevalezca en América del Norte”, dijo.

El mismo día, la subsecretaria de comercio exterior de la SE, Luz María de la Mora, reforzó la misma posición al señalar que “si Estados Unidos llegara a utilizar los aranceles como una herramienta para poder resolver el problema migratorio, nosotros tendríamos que evaluar cuáles son las alternativas”. Acotó que Méxco no quiere una guerra comercial y no le sirven los aranceles pero dijo que se cuenta con un Plan B y se valora la diversificación de mercados, se trabaja con la industriales y se analiza qué apoyos que se pueden dar al internior del país.

“Tenemos los mecanismos en la Organización Mundial del Comercio (OMC), pero también habría que evaluar dónde podríamos realmente tener una incidencia para compensar cualquier arancel”, comentó.

La selección de los productos estadunidenses a los que México impuso aranceles el año pasado no fue al azar ya que, según explicó en su momento el entonces titular de la Secretaría de Economía (SE), Ildefonso Guajardo, se trató de no dañar las cadenas productivas ya que la industria mexicana importa muchos insumos estadunidenses para su producción y evitar también un impacto inflacionario seleccionando artículos que no formaran parte de la cadena básica.

Además, fueron productos seleccionados estratégicamente por la SE porque la mayoría provenía de estados que apoyan al Partido Republicano y al gobierno del presidente Donald Trump, advirtieron entonces analistas, y entre los que se incluyeron piernas y paletas de cerdo, jamones, papas, preparaciones alimenticias, uvas, arándanos rojos, quesos de diferentes tipos y presentaciones, placas de acero, whiskey Tenesse o Bourbon, láminas, flejes (pieza alargada y curva de acero que sirve para muelles y resortes), chapas de lámina, varillas currugadas o barras para armadura y hasta barcos de motor .

El valor de los aranceles impuestos entonces y que duraron casi un año ascendió a 3 mil millones de dólares, monto en el que México calculó el daño económico que ocasionarían los aranceles a sus exportaciones de acero y aluminio a la Unión Americana y cuya eliminación estaba condicionada para la ratificación del Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).

Hace apenas dos semanas, el 20 de mayo, ambos gobiernos decretaron la eliminación de los aranceles que mutuamente se impusieron en aras de acelerar la aprobación del acuedo comercial en sus respetivos congresos.

Sin embargo transcurrieron tan sólo 10 días para que el presidente Trump sorprendiera nuevamente a todos con una nueva amenaza de aranceles, esta vez para todos los productos que México exporta a su país a partir del 10 de junio y con aumentos progresivos hasta llegar a una tasa de 25 por ciento como una medida de presión para que frene los flujos de migrantes ilegales hacia Estados Unidos.