Incautan 275 kilos del precursor de la droga fentanilo

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La Jornada

Autoridades federales decomisaron en la aduana de Lázaro Cárdenas, Michoacán, 275 kilos de un precursor químico esencial para producir fentanilo, opiáceo 50 veces más potente que la heroína (cada kilo permite producir un millón de pastillas de droga sintética), indicaron funcionarios federales. Sin embargo, la embajada china indicó a La Jornada mediante una nota informativa que se trata de productos químicos industriales ampliamente utilizados y que no están controlados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Estados Unidos o China.

En 2017, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) incautó 64 kilos de fentanilo, cuyo costo se estimó en más de mil millones de dólares.

La carga del químico arribó a la aduana mexicana a bordo de un buque de bandera danesa, y estaba integrada por 931 costales de 25 kilos cada uno. Se precisó que tras el análisis de química forense se determinó que de un total de 934 muestras analizadas, 943 correspondieron a cloruro de calcio y 11 más a N-fenil-4-piperidinamida, utilizado para producir fentanilo, señalan documentos oficiales del gobierno mexicano. Se aclara que el número de muestras es mayor porque algunas se reconfirmaron.

La Fiscalía General de la República (FGR) inició la carpeta de investigación FED/MICH/LAZ/0002434/2019.

El precursor y el cloruro de sodio provenían de Shanghái y serían trasladados a Culiacán, Sinaloa. Tras el decomiso, la carga se encuentra retenida en las instalaciones de la FGR en Morelia, Michoacán.

El 23 de agosto, cuando ocurrió la requisa, se señaló que se trataba de 23 toneladas de fentanilo, químico que, de acuerdo con informes del Departamento de Justicia de Estados Unidos, ha ocasionado la muerte por sobredosis de más de 25 mil personas en esa nación.

La Jornada consultó a la embajada china, la cual informó que los departamentos correspondientes comenzaron la investigación y verificación con las partes estadunidense y mexicana.

La representación diplomática puntualizó que el cargamento no era fentalino ni sus precursores programados y que se trataba de 920 bolsas de cloruro de calcio con un peso de 23 mil kilogramos y 11 bolsas de N-fenilpiperidina-4-amina, con un peso de 275 kilogramos, que son productos químicos industriales ampliamente utilizados y no están controlados por la ONU, Estados Unidos o China.

La embajada, a cargo de Zhu Qingqiao, aseguró que “el gobierno chino siempre concede gran importancia al trabajo antinarcóticos, mantiene una actitud de cero tolerancia hacia las drogas, hace cumplir estrictamente las políticas antidrogas y ejerce control estricto sobre las sustancias similares al fentanilo.

China está dispuesta a profundizar la cooperación con Estados Unidos, México y otros países para abordar conjuntamente el tema de las sustancias de fentalino y resolver el problema de su abuso.

El caso generó interés por la cantidad de droga de que se trataba, pues según informes del gobierno federal, un kilo de fentanilo –que nunca ha sido detectado en forma pura, sino en pastillas o alguno de sus componentes esenciales– cuesta 400 mil dólares en el mercado ilegal, pues es utilizado para producir un millón de pastillas de droga sintética.

La Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito detalla en el Informe Mundial sobre las Drogas 2019 que en 2017 se reportaron en Estados Unidos más de 47 mil muertes por sobredosis de opioides, lo que constituye un aumento de 13 por ciento respecto del año anterior. Esos fallecimientos se atribuyeron principalmente a opioides sintéticos como el fentanilo y sus análogos.

El reporte añade que la mayor parte del fentanilo encontrado en el mercado estadunidense –al menos en términos de peso bruto– ha sido traficado por tierra desde México, lo que generalmente resulta en incautaciones de grandes cantidades a granel, pero de pureza mucho menor a la enviada por correo.

La mayoría de las incautaciones de esta droga a lo largo de la frontera entre México y Estados Unidos en 2017 ocurrieron en Tucson y San Diego, es decir, en el extremo occidental, un área en gran parte controlada por el cártel de Sinaloa.