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El Papa Francisco criticó el domingo a los países que producen armas para guerras que se luchan fuera de sus fronteras y luego se niegan a recibir a refugiados que huyen de esos conflictos.
El líder religioso argentino de 82 años, cuyos padres eran de origen italiano, ha hecho de la defensa de los migrantes y refugiados una punto clave de su pontificado y a menudo se ha enfrentado con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y con políticos europeos de alto rango por temas de inmigración.
En el marco de la Jornada Mundial de Migrantes y Refugiados que celebra la Iglesia, Francisco también reprochó el domingo en repetidas ocasiones el comercio de armas durante su sermón para 40,000 personas en la Plaza de San Pedro.
“Las guerras solo afectan a algunas regiones del mundo, pero las armas de guerra se producen y venden en otras zonas que no están dispuestas a acoger a los refugiados que generan estos conflictos”, dijo Francisco en una misa marcada por una mezcla de música africana, española y portuguesa con melodías tradicionales de la Iglesia.
El Pontífice aseguró durante la ceremonia que el mundo se está volviendo cada vez más “elitista y cruel con los excluidos” y que es deber de los cristianos cuidar a todos los que quedan en una “cultura de usar y tirar” tan arraigada en la sociedad.
Francisco inauguró además una gran estatua en la Plaza de San Pedro que muestra a docenas de migrantes y refugiados de diferentes religiones durante algunos periodos de la historia.