Con el grito ¡Ingrid no ha muerto, Ingrid somos todas!, mujeres de diversas organizaciones marcharon de la Antimonumenta, ubicada frente al Palacio de Bellas Artes, hacia instalaciones de medios de circulación nacional y al Ángel de la Independencia para protestar contra la violencia de género y la publicación de fotografías de la joven, quien fue desollada por su esposo el fin de semana pasado.
Alrededor del mediodía, unas 20 mujeres se concentraron ante uno de los medios de comunicación, ubicado en avenida Universidad. Cuatro de ellas ingresaron en comitiva para dialogar con directivos.
Posteriormente se movilizaron en Metro para llegar al Palacio de Bellas Artes, que junto con el Hemiciclo a Juárez ya estaban protegidos con vallas metálicas de más de un metro y medio de alto para evitar que fueran pintados.
Las manifestantes se concentraron nuevamente en la Antimonumenta para salir en marcha con pancartas, cacerolas, pocillos de peltre, cruces de madera pintadas de rosa y fotografías de activistas y mujeres desaparecidas y asesinadas.
A las 16:50 horas iniciaron la caminata y las pintas en puestos de periódicos, el asfalto y las banquetas porque algunos comercios y hoteles fueron tapiados. Otros decidieron cerrar las puertas al paso de la movilización.
Acompañamiento
Las mujeres protestaron encapuchadas, con paliacates morados o verdes y vestidas de negro. La mayoría gritaba las consignas: ¡El que no brinque es macho!, ¡El que no brinque es periodista!, ¡Estado feminicida!, mientras hacían ruido con las cacerolas y los pocillos, sin que se presentaran destrozos ni incidentes.
Un contingente de mujeres policías sin escudo, casco ni armas caminó junto con las manifestantes, al igual que visitadores de la Comisión de Derechos Humanos de la capital y 26 activistas de la organización Marabunta, identificados con sus camisetas rojas.
Al llegar al Paseo de la Reforma, otro grupo de policías resguardaba instalaciones de la Organización Editorial Mexicana, también amurallada con láminas de más de un metro de altura. La furia se desató, pues ahí se enteraron de que no serían atendidas por personal del diario.
Entonces sobre la calle Doctor Basilio Badillo decidieron lanzarse contra una camioneta. Una de las manifestantes llevaba un martillo; otras, palos, mientras la valla de uniformadas no logró evitar que algunas manifestantes rompieran algunos vidrios de la Escuela Carlos Septién.
Empezaron los gritos de ¡fuera hombres! en referencia a algunos fotógrafos que subieron a una camioneta de la casa editorial que estaba estacionada en el callejón Sombrereros y Doctor Basilio Badillo, por lo que la movieron para tratar de derribarla junto con los fotorreporteros, que lograron bajar y salir.
Nube verde
Las jóvenes gritaron ¡Corran! y otras empezaron a pintar los cascos de las mujeres policías que resgurardaban en esa esquina a la empresa y fue cuando se levantó una nube de gas verde. Las feministas aseguraron que era gas lacrimógeno, mientras las uniformadas trataron de dispersarlas accionando extintores. La Secretaría de Seguridad Ciudadana negó que las descargas hubieran salido de las uniformadas.
Hubo empujones, pintas y comenzó la lluvia, que no logró dispersar ni a las manifestantes ni a las policías. Fueron minutos de encontronazo, mientras vandalizaron otras tres camionetas sin mayores consecuencias. Luego siguieron en marcha por Reforma hasta llegar al Ángel de la Independencia.
Antes hicieron algunos destrozos en la estación de Metrobús del Caballito. Con sus martillos rompieron los cristales y en el parabús pintaron siluetas y manos rojas en señal de las mujeres que han sido violentadas.
Otras corearon Un violador en tu camino en su avance hacia el Ángel de la Independencia. !Mujer, hermana, si te pega no te ama!, decían.
La Jornada