La “jefa Juanita” murió por COVID-19 a un mes de jubilarse como enfermera

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Animal Político

A Juanita Petra Silva Isidoro, de 54 años, todo el mundo la conocía como la “jefa Juanita” en el Hospital Belisario Domínguez. Allí trabajó como enfermera los últimos 14 años. Estuvo al frente de Neonatología, Terapia Intensiva y, por último, como supervisora. Allí, con el que fue su equipo durante tantos años, murió el pasado jueves 21 de mayo, víctima de complicaciones derivadas de la COVID-19.  

Podía haberse jubilado en 2019 pero decidió quedarse un año más. Le gustaba demasiado su trabajo. Tenía la esperanza de terminar su carrera en el área de neonatos, el lugar donde tuvo su primer empleo en el hospital Legaria hace 32 años.

A pesar de todo, en junio comenzaban sus trámites de prejubilación. Así que estaría un mes hasta que le llegase la licencia de 90 días previa a despedirse definitivamente.

La COVID-19 la atrapó antes.

Su cuerpo abandonó el hospital Belisario el viernes. Marchaba por última vez de la que fue su segunda casa. El féretro fue acompañado por los aplausos de todos sus compañeros, que realizaron un pasillo humano hasta la puerta de salida.

Había muerto la “jefa Juanita”, otra mártir del coronavirus, una nueva víctima en el colectivo de trabajadores de hospitales, hombres y mujeres que hacen frente a una pandemia desconocida con medios escasos y expuestos a grandes riesgos.

“Las sirenas sonaban y ahí estaba toda la gente: enfermeras, médicos, personal de intendencia. Todo el mundo se expresaba de una forma tan bonita, tan positiva, tan conmovedora sobre mi mamá”, dice Mayra Laura De Rosa Silva, de 28 años, hija mayor de la enfermera fallecida.

El homenaje a Juanita es el símbolo de un colectivo golpeado. A fecha de martes 19, en México había 11 mil 394 casos de coronavirus entre el personal médico, así como 149 defunciones. Entre ellas no estaba contabilizada la enfermera, que falleció dos días después. Cada semana, la Secretaría de Salud actualiza los datos de las víctimas que se dejan la vida intentando que otros salgan adelante.

El domingo 24 de mayo, la “jefa Juanita” fue inhumada en el Panteón civil San Lorenzo Tezonco, justo al lado del hospital Belisario. “Pareciera que el destino quiere que esté siempre cerca del hospital”, dice su hija.

Dos días antes, todo el hospital había salido a dar el último adiós a una de las suyas. “El amor que ella dio es el que recibe ahora. Eso se nota en su despedida. Ella se fue, pero se entregó a los pacientes hasta el último día”, dice Mayra.

“Si algo puedo decir es que fue entregada hasta el último momento”, afirma.

“A veces le preguntaba: si volvieses a nacer, ¿qué te gustaría haber estudiado? Y ella me decía: lo mismo”. Mayra, hija mayor de Juanita, explica la vocación de su madre. Quería ser enfermera casi antes incluso de que le preguntasen “qué quieres ser de mayor”.

Por eso estudió en la Escuela de Enfermería y se especializó en neurología infantil. Nunca dejó de formarse. Actualmente estaba terminando la licenciatura en la Universidad del Sur.

Nació en Cuacnopalan, Palmar de Bravo, Puebla, en una familia humilde. Era la tercera de nueve hermanos. Su padre trabajaba como albañil y su madre en la casa.