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La pequeña Nanaxhi, originaria de Juchitán, Oaxaca, tiene 8 años de edad y mientras espera el inicio del ciclo escolar 2020-2021 que comenzará el próximo 24 de agosto, su mamá Guadalupe le enseña a leer y escribir en una cómoda que adaptó como escritorio; la menor ingresará a tercer grado de primaria, pero no tiene televisión y tampoco servicio de internet.
En la familia de Nanaxhi, los ingresos son escasos y a veces nulos, su madre prefiere en estos momentos de crisis sanitaria comprar comida para ella y sus tres hermanos también menores de edad y no una televisión que, aunque actualmente por la pandemia será un requisito para tomar clases en este nuevo ciclo escolar, no lo considera esencial para su sobrevivencia.
Los padres de la pequeña estudiante tienen un empleo informal, su padre que es el sostén de la casa, era chofer de mototaxista pero ante la crisis actual, se quedó sin empleo hace un mes y gana dinero vendiendo “volovanes”, y su mamá es ama de casa.
Su madre Guadalupe explica que el ingreso diario es de 100 pesos, recurso que se junta tras la venta de los panecillos y otras veces de sus plantas que cosecha, por lo que es complicado adquirir una televisión que además implica contratar servicio digital por su alto costo.
Recuerda que hace tres años tuvo uno, pero se descompuso por lo que desde entonces decidió no adquirirlo.
Ella ve complicado el desarrollo educativo de su hija tras este anuncio de que los contenidos educativos serán transmitidos por la televisión, pero no pierde la esperanza, y va a esperar las indicaciones de quién será su maestra o maestro en este nuevo ciclo escolar.
“Ojalá y sea como el ciclo escolar pasado, donde la maestra nos dejó un cuadernillo donde nos pusimos a trabajar con nuestra hija, y así avanzamos con ella en la lectura y las matemáticas. Por fortuna, estudié la primaria y entiendo hasta ahora lo que nos dicen los libros y así practicamos, pero después cuando vaya a la secundaria, ahí no sé qué pasará”, comentó.
A pesar de la pobreza y marginación con la que viven todos los días, los padres de Nanaxhi confían que aún sin televisión ni internet ella pueda afrontar sus estudios, ya que, ellos, no lo pudieron hacer por la misma condición económica que no había en sus casas.
“Nosotros queremos que nuestros cuatro hijos estudien, se preparen, y salgan adelante, porque vivir en medio de la pobreza no es nada fácil, con ellos padecemos muchas cosas, por ejemplo, esto de la televisión que definitivamente no lo vamos a comprar, y preferimos ahorrar para comer, porque estos tiempos son muy difíciles”.
Mientras espera la llegada del inicio de clases, Nanaxhi se la pasa en su casa jugando con sus hermanos, además, ella cuida a sus plantas y a sus pollos; su vivienda es pequeña, de lámina y mide aproximadamente cuatro metros cuadrados, y tiene piso de tierra.
También confiesa que ya extraña a sus amigos y espera pronto verlos, aunque su mamá le ha dicho que eso tardará un poco, porque hay una “enfermedad” y un “virus muy peligroso” que puede afectarla en su salud y por ahora solo será a distancia.
“Extraño a mis amiguitos de clase, estudiar con la maestra, leer cuentos, jugar en el patio, tener recreo, eso me pone triste, pero espero que pronto pase esto que mi mamá me dice que es una enfermedad y vuelva a mi salón de clases, que me gusta mucho“, dijo la pequeña.
En Oaxaca, la sección 22 de la CNTE no reconoció el nuevo modelo educativo a distancia que será por televisión y apenas este lunes presentaron las autoridades federales para el regreso a clases y señaló que este tipo de estrategias privilegian aún más la brecha digital que es clara y que existe entre las comunidades, principalmente las nativas donde el acceso a internet y luz eléctrica no llega y que abarca el 45 por ciento de los 900 mil alumnos que según el Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (Ieepo) comenzarán clases el próximo 24 de agosto.