De coaliciones y candidaturas comunes

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Uriel Pérez García

Finalmente han quedado prácticamente definidas las alianzas que competirán en las próximas elecciones tanto a nivel federal como a nivel local, donde vale la pena resaltar que se concretó la tan cuestionada coalición PAN, PRI, PRD, que para el caso de nuestro estado se consolidó en los 25 distritos electorales y en 80 municipios, con lo que se construye una coalición total para el caso de las diputaciones y una coalición parcial para los ayuntamientos.

Para situarnos en el contexto legal al que nos referimos es importante mencionar que con la reforma electoral de 2014 y el surgimiento de la Ley General de Partidos Políticos, se puntualiza de manera clara tres formas de coalición: la total que como su nombre refiere, se trata de aquella en la que los partidos políticos coaligados postulan en un mismo proceso electoral la totalidad de sus candidaturas bajo una misma plataforma electoral.

Por otra parte la coalición parcial, que hace referencia a que en por lo menos el 50% de candidaturas se debe registrar bajo una sola plataforma electoral; mientras que en el caso de las coaliciones flexibles atiende al menos al 25% de candidaturas en este esquema de alianza. De tal forma que este mecanismo busca generar una participación política que garantice que distintos partidos puedan acompañar sola una plataforma política a través de las mismas candidaturas donde así lo consideren pertinente.

Sin embargo hay otra figura que con la promulgación de la Ley de Instituciones y Procedimientos Electorales del Estado de Oaxaca, adquiere relevancia y donde se terminarán de consolidar las alianzas posibles en el resto de los 73 municipios que no entraron en el convenio de coalición presentado a la autoridad electoral el pasado 12 de enero por los tres partidos antes mencionados, y de la que podrán echar mano el resto de los partidos a excepción de los de reciente registro: las candidaturas comunes.

La principal diferencia que se puede atribuir a esta figura respecto de las coaliciones, radica en que mientras que en las coaliciones hay una coincidencia ideológica para registrar una sola plataforma electoral, en el caso de las candidaturas comunes se mantiene la individualidad de sus plataformas de estas instituciones políticas puesto que el acuerdo gira en torno a la candidatura a postular con independencia del carácter ideológico de cada partido.

De este modo los partidos políticos deciden de común acuerdo postular una candidatura por considerar que se trata de un perfil idóneo de acuerdo a su trayectoria, el reconocimiento y trabajo en su distrito y/o municipio, entre otros factores que pudieran considerarse al momento de realizar este tipo de alianzas, mismas que solo se podrán realizar en hasta 25% del total de distritos o ayuntamientos.

Desde esta perspectiva resulta interesante revisar dos puntos fundamentales: el primero enfocado a que en un primer momento se visualiza esta falta de coincidencia ideológica que en repetidas ocasiones ha puesto en tela de juicio los acuerdos generados por partidos con una distancia que solo pone en vilo su legitimidad y credibilidad al diferir por mucho en el aspecto programático, más no en el terreno pragmático al momento de obtener triunfos electorales.

Es menester señalar que este tipo de acuerdos se sostienen en el derecho a la libertad de los partidos de asociarse, no obstante como ya abordamos en este mismo espacio, la configuración de alianzas electorales atiende más a una desesperación de tener nuevamente el mayor número de posiciones en los diversos órdenes de gobierno, que a la construcción de un proyecto sólido de oposición con propuestas serias de solución en la agenda.

Por último, en los próximos días se harán evidentes los desencuentros entre los partidos ya coaligados al momento de definir candidaturas comunes en algunos municipios, aunado a que en el caso del PRD la fractura a nivel de su dirigencia y la resolución que puedan dar las autoridades al respecto en las siguientes semanas, imposibilita la certeza en los acuerdos que puedan tener hasta hoy.

El mayor reto estriba en que todas las opciones políticas se encuentran sumergidas en una crisis de legitimidad y representatividad en un contexto en el que es urgente el relevo generacional, y ante una previsible fragmentación del voto por la multiplicidad de opciones políticas, el fantasma del abstencionismo seguirá rondando mientras no se apueste por una alianza no solo entre partidos, sino con la ciudadanía.