Forbes
Estados Unidos rechazará a la mayoría de los migrantes atrapados en la frontera con México bajo una política de la era Trump destinada a limitar la propagación del coronavirus y buscará darle tiempo al nuevo gobierno para implementar sistemas de procesamiento de asilo “humanos”, dijo un funcionario de la Casa Blanca.
Los comentarios del miércoles de la Casa Blanca siguen a los informes sobre la liberación de algunas familias migrantes detenidas en Estados Unidos y la creciente presión sobre el presidente Joe Biden para revertir las políticas restrictivas de su predecesor, Donald Trump.
“Ahora no es el momento de venir”, dijo la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, durante una rueda de prensa. “La gran mayoría de la gente será rechazada”.
Funcionarios estadounidenses en Texas liberaron la semana pasada a cientos de familias migrantes centroamericanas que estaban en custodia en medio de preocupaciones de hacinamiento en las instalaciones de la Patrulla Fronteriza, luego de que las autoridades locales en México se resistieran a recibirlas de nuevo.
Biden ha dejado en vigor una orden por el Covid de la era Trump llamada Título 42, que permite a las autoridades estadounidenses expulsar rápidamente a México a los migrantes atrapados cruzando la frontera ilegalmente.
Carol Rose, directora ejecutiva de la ACLU de Massachusetts, que presentó una nueva demanda por la política el lunes, dijo que se usa un “disfraz” de salud pública para socavar las protecciones legales para los solicitantes de asilo.
“Nuestra lucha por estas familias continúa, a menos de que la administración Biden ponga fin a esta práctica cruel de una vez por todas”, señaló Rose en un comunicado.
El gobierno de Biden también enfrenta la presión de los demócratas del Congreso por sus prácticas de deportación. Un grupo de 12 legisladores encabezados por Mondaire Jones envió el lunes una carta al secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, criticando las recientes deportaciones de inmigrantes haitianos.
Los legisladores dijeron que las deportaciones parecían ir en contra de las prioridades del nuevo gobierno descritas en un memorando del 20 de enero y que aparentemente los funcionarios de inmigración están “apuntando de manera desigual a los solicitantes de asilo e inmigrantes afroamericanos”.