La Jornada
El Presidente Andrés Manuel López Obrador modificó de último minuto su agenda que tenía para este sábado -en la que sólo tenía previsto supervisar el avance de la construcción de la carretera de la capital a la costa, en su paso por San Vicente Coatlán, Oaxaca- y, tras invitación del alcalde y pobladores de la cabecera municipal, el mandatario se trasladó a la plaza principal.
Después de la supervisión en esta carretera, que se realizó en una zona alejada de cualquier población y donde hubo un acceso únicamente para funcionarios federales, estatales y una decena de representantes locales, tomó rumbo a esta comunidad. Sólo bastó que aceptara la invitación para que, en unos minutos se corriera la voz y más de mil personas acudieran al encuentro, que en seguida se convirtió en un acto como los que acostumbraba el tabasqueño previo al inicio de la pandemia.
No sólo escuchó las problemáticas del municipio, sin que también, emitió un mensaje en el que se comprometió a iniciar un proceso que lleve a la paz en esta región que vive desencuentros entre este municipio y el de Sola de Vega por una confrontación agrarioterritorial.
Al finalizar, ofrecieron al presidente una muestra de los bailes y música tradicionales de la región. Incluso mataron dos reces para ofrecer una comida, aunque las autoridades estatales y federales ya no se quedaron a ello.
En la explanada de este municipio a dos horas de la capital se colocaron mesas como presidium. Ahí encabezó el encuentro el Jefe del Ejecutivo junto con el gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat, y las autoridades del municipio,.
El alcalde Dominuito Antonio detalló que hay un conflicto con otra localidad que se ha mantenido por más de 70 años, y que en los últimos años ha dejado al menos 32 comuneros y un desparecido. La presencia del presidente y del gobernador, la calificaron como un hecho histórico que llevará a la paz. “Ya no queremos balazos, queremos abrazos”, indicó al explicar que buscan un mecanismo para que las diferencias entre poblados lleguen a su fin.
El gobernador oaxaqueño también apunó al mandatario que hay “hoy es motivo de alegría porque estamos unidos y porque está aquí, como primer presidente que visita este municipio”. Con su asistencia, agregó, se da visibilidad a los que alguna vez fueron invisibles.
El presidente López Obrador convocó a la reconciliación y, refirió que a su hijo menor, quien lo acompaña en la gira de este fin de semana, le explicó que “en los antiguos testamentos se decía que el que a hierro mata, a hierro mueres”, pero también, se expresaba la frase de ojo por ojo, diente por diente.
Con Jesucristo, apuntó, inicio una nueva concepción filosófica, ya que él decía “si te pegan, pon la otra mejilla”. Eso, dijo, “no es cobardía, es amor, y también es sentido común, juicio práctico. Si nos vamos al diente por diente, ojo por ojo, acabaríamos todos chimuelos o tuertos. Por eso la vía es la no violencia”.
Se comprometió a hablar con la población del municipio vecino e instruir esfuerzos para definir un mecanismo que lleve a acuerdo. Propuso que fuera Adelfo Regino, director del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas, quien encabece por el gobierno federal las acciones.
También, pidió a Murat que “él personalmente conduzca el proceso”. Al instante, ambos estrecharon los puños en señal de acuerdo. López Obrador se comprometió a regresar para la firma del acuerdo de paz.
Los más de mil asistentes permanecieron casi en silencio total escuchando los mensajes de las autoridades estatales, locales y del presidente; ni la lluvia que se presentó por unos minutos generó que se alejaran de la plaza.