“No se hagan patos”

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Ernesto Reyes


Con diciembre a la vuelta de la esquina, la política vuelve a mostrarse en todo su esplendor con acontecimientos que sorprenden: como la exhibición de abusos de poder en la entidad oaxaqueña o respecto a decisiones que obligan a la autoridad a actuar en consecuencia.


El caso más visible, por su relación con la batalla sin cuartel contra la corrupción que encabeza el Ejecutivo es la detención, después de varios meses de impunidad, del ex director de Pemex, Emilio Lozoya.


Este hecho puso en entredicho a la Fiscalía General de la República, que ahora corrige la plana, pues había tratado al ex funcionario con guantes de seda, esperando ingenuamente que éste denunciara, con pruebas y testimonios a sus cómplices más connotados que no son otros que el expresidente Enrique Peña Nieto y Luis Videgaray.


Superado el yerro, pues el implicado nunca cumplió con las condiciones ofrecidas durante su detención, la FGR tuvo que solicitar al juez y éste ofrecerla, la prisión preventiva a fin de que, no solo no se escabulla, sino que termine burlándose palmariamente de la justicia.


Lo más sorprendente es que aquellos “líderes” de opinión que tanto criticaban la complacencia con la cual se trataba a Lozoya, en comparación a Rosario Robles, ahora salen a desacreditar esta decisión, señalando deseos de venganza al propio López Obrador quien, ha de decirse en su descargo, no tiene necesidad de presionar o dar instrucciones a la justicia como era usual en los mandatarios anteriores.


La mejor descripción del momento que están viviendo Lozoya y cómplices, nos la han regalado los moneros, quienes haciendo un símil de la vez en que el exfuncionario se le vio cenando pato en un restaurante de la ciudad de México, expresan lo que el pueblo de México desea como colofón a este episodio. Le exigen: “Canta: no te hagas pato”.


Quien no se hace pato, y está presto a seguir remando contra opinólogos y comentócratas que a tiro por viaje descalifican cualquier acción de su gobierno, es Andrés Manuel López Obrador quien sabedor de su alta popularidad – que pasa del 60 por ciento en las mediciones más profesionales- ha ofrecido que si pierde la votación de la revocación de mandato, aún cuando no sufrague el 40 por ciento como mandata este ejercicio constitucional, él de todos modos se va literalmente a descansar a su rancho (“La chingada”), pues no podría gobernar ni enfrentar a “la mafia del poder” sin el apoyo del pueblo.


Y vaya que tiene razón, pues el acompañamiento de la gente es muy importante para resistir los embates que diariamente arman sus poderosos enemigos, mismos que todavía dudan sobre el método para enfrentarlo.


Unos lo desean tumbar por la vía directa, es decir, por una rebelión popular y hasta armada, mientras los más cobardes, o mejor dicho quienes nunca han participado en acciones de resistencia civil, esperan a que concluya su gestión y ver si pueden ganar por la vía electoral la presidencia de la República.


Como la oposición carece – hasta ahora – de una figura carismática o un liderazgo limpio para encabezar esfuerzos que los lleven a la recuperación del poder político, sueñan con que Morena sufra una ruptura interna o el desprendimiento de alguno de sus cuadros mejor posicionados en la carrera por la sucesión a fin de que se sume con ellos y sea su candidato para competir en la que se advierte, una competencia muy favorable, pero no segura, a favor de Morena, en las presidenciales de 2024.

A ésos de la oposición (roja, azul, amarilla), se les podría gritar también para que se animen a luchar en las calles, en las colonias, en cualquier sitio, contra la fuerte aceptación a favor del presidente: “Éntrenle, no se hagan patos”.

El profesor Alberto Torres Ávila, profesional muy estimado y cercano a la familia, ya no está con sus seres queridos. Partió esta semana a la eternidad, para tristeza de sus hijos e hijas y demás parientes, hermanos, nietos, amigos, alumnos, a quienes deseo pronto consuelo. Descanse en paz.
@ernestoreyes14