México Desconocido
La ciudad de Oaxaca es una de las más bellas de México, en ella convergen cultura, historia y una imponente arquitectura. Prueba de lo anterior es el Templo de Santo Domingo de Guzmán, una joya de la arquitectura barroca que con su majestuosidad sigue enamorando a locales y turistas que la visitan.
La construcción del Templo de Santo Domingo de Guzmán en la ciudad de Oaxaca
El principal antecedente del Templo de Santo Domingo de Guzmán fue la llegada de la Orden de los Predicadores a Oaxaca en 1528, quienes en 1551 recibieron del Ayuntamiento de Villa de Antequera, hoy Oaxaca, un terreno a las faldas del cerro del Fortín. El propósito del terreno era la construcción del convento dominico dedicado a Santo Domingo de Guzmán, el cual debía estar terminado en tan sólo veinte años.
Sin embargo, los dominicos no contaban con los medios suficientes y en 1572 el edificio aún no estaba terminado. Para no perder la tutela de la obra, la Orden de los Predicadores negoció con el ayuntamiento una prórroga de treinta años a cambio de ayudar en la construcción de una red de abastecimiento de agua.
En 1603 y 1604 dos terremotos destruyeron el Convento de San Pablo Oaxaca, por lo que las obras de Santo Domingo se aceleraron. En 1608 se inauguró el convento y para 1623 ya tenía la categoría de universidad, pues se impartían clases de filosofía y teología en el lugar. Cuarenta y dos años después se concluyeron las últimas obras de ornamentación del templo dedicado al fundador de la Orden de los Predicadores.
En 1724 se inició la construcción de la Capilla del Rosario, por lo que el templo fue modificado. Desde sus orígenes, los frailes dominicos son los principales promotores de la veneración a la Virgen del Rosario, de ello que en sus principales templos solieran incluir un anexo dedicado a esta advocación. El Templo de Santo Domingo de Guzmán en Oaxaca no fue la excepción.
La fachada del Templo de Santo Domingo cuenta con dos relieves que representan a Santo Domingo y San Hipólito sosteniendo un templo sobre el que desciende el Espíritu Santo. Posee dos campanarios con base prismática y con remates arqueados recubiertos por cúpulas con azulejos. Anteriormente el complejo de Santo Domingo abarcaba el convento, actual Museo Regional de Oaxaca, y el templo.
La división del edificio data de sus ocupaciones militares, la primera durante el proceso de la independencia y la segunda con la Reforma. Fue durante el segundo proceso que el edificio fue utilizado como bodega militar y enajenado. También fue durante su ocupación gubernamental que se produjeron grandes pérdidas artísticas, se destruyeron los retablos y se saquearon las láminas de oro que lo decoraban. También se colocó una letrina en el altar principal.
Durante el Porfiriato se devolvió el templo a la iglesia, para luego ser entregado de nuevo a los dominicos en 1938, cuando la Orden volvió a Oaxaca. Inmediatamente se iniciaron las labores de restauración siguiendo los registros históricos, sin embargo, hubieron pérdidas irreparables.
Fray Esteban Arroyo fue el principal responsable de la restauración del altar mayor, mismo que se inauguró en 1959. Para 1976 continuó un trabajo profundo de restauración general, misma