Oaxaca: Na Tacha, la ‘mujer huipil’ que cumplió un siglo de vida

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Aristegui Noticias

Cumplir un siglo de vida no es cualquier acontecimiento y por eso se festejó el pasado 23 de mayo a Na Tacha, como de cariño llaman a Pitacia Cruz, artesana zapoteca del arte de la cadenilla, quien celebró 100 años de su nacimiento.

“Es mujer huipil” dice Mariana Alejandra Solorzano, una joven quién la conoce desde hace poco más de 10 años y la recuerda elaborando de día y de noche prendas de cadenilla con hilos de seda en su máquina de costura.

Na Tacha, originaria de Asunción Ixtaltepec dejó un legado en esta prenda tradicional que elaboró durante 75 años de su vida. Comenzó a los 15 años de edad y se retiró a los 90 años; se le atribuye el diseño de grecas de cadenilla, que hoy en día es uno de los favoritos de las mujeres zapotecas del Istmo de Tehuantepec.

Aunque no se acuerda de cuantas enaguas y huipiles elaboró, no olvida qué es lo que más le apasiona. Heredó el oficio de su madre, y lo compartió con sus familiares y también con vecinas y amigas de su comunidad.

Habla poco y sonríe a momentos. Los años han cumplido su misión en Na Tacha, pero eso no significa que los viva sin dignidad. Goza de una buena salud y lo mejor, rodeada de su familia, especialmente de su hija Nereida Toledo Cruz y su bisnieto, Adonis Cruz, quienes son sus cuidadores.

Su cabello se enlaza con un listón de seda, mientras su huipil negro y su enagua de color oscuro la visten. A Na Tacha no le gustan los colores claros, ella es una mujer que atrae por su talento, conocimiento y lucidez.

Procreó siete hijos y tiene más de 12 nietos. Na Tacha es una mujer que le gusta conversar sobre las cosas que vivió, además disfruta de comer mangos, su fruta favorita.

Aunque no sabe leer ni escribir, es una mujer astuta y aplicó las matemáticas en sus diseños. Con pedazos de cartón trazaba los diseños, además usaba reglas y escuadras para precisar cada uno de sus trazos, por eso se le reconoce su talento.

Goza de platicar, escuchar conversaciones y música; uno de sus favoritos es Juan Gabriel, aunque muchas veces prefiere el silencio, que para ella le dice mucho de su vida.

Cumplir 100 años deja en sus familiares y amigos la alegría de tenerla con vida. En la pandemia se contagió en dos ocasiones de Covid- 19, pero la libró, por eso sus familiares la protegen.

Aunque ha perdido la noción del tiempo, Na Tacha quiere vivir aún, se siente fuerte y capaz; camina sin bastón, ni andadera y mucho menos silla de ruedas, y goza de recorrer su jardín y observar sus flores.

Para su nieto Adonis Cruz, quién ha vivido con ella toda su vida, tener a su abuela de 100 años es un privilegio, un sueño y una bendición.

“La cuidamos mucho, mi abuela no ha perdido su esencia, todavía regaña y observa, es una mujer fuerte, trabajadora, ella todavía pide costurar, tiene muchas ganas y fuerza; nos impulsa todos los días, no imagino los días sin mi abuela”, expresó.

Adonis también heredó el gusto por la cadenilla y el bordado, mientras cuida a su abuela teje y ella le da recomendaciones para lograr diseños únicos como le que ella hizo en su edad productiva.

“Recuerdo a mi abuela como una mujer trabajadora, siempre atendiendo a sus hijos y su trabajo, eso me motivó y por eso aprendí, observé todo lo que hacía y un día me atreví a confeccionar un huipil; mi abuela es mi maestra por eso tenerla conmigo es una bendición”.

Na Tacha goza sus días observando lo que ocurre a su alrededor, escucha y habla muy bien, come mucho mango y disfruta ver el nacimiento de sus flores y como varían de color, así transcurren sus días de un siglo de vida, donde vive cada uno como si fuera el último.

Procreó siete hijos y tiene más de 12 nietos. Na Tacha es una mujer que le gusta conversar sobre las cosas que vivió, además disfruta de comer mangos, su fruta favorita.

Aunque no sabe leer ni escribir, es una mujer astuta y aplicó las matemáticas en sus diseños. Con pedazos de cartón trazaba los diseños, además usaba reglas y escuadras para precisar cada uno de sus trazos, por eso se le reconoce su talento.

Goza de platicar, escuchar conversaciones y música; uno de sus favoritos es Juan Gabriel, aunque muchas veces prefiere el silencio, que para ella le dice mucho de su vida.

Cumplir 100 años deja en sus familiares y amigos la alegría de tenerla con vida. En la pandemia se contagió en dos ocasiones de Covid- 19, pero la libró, por eso sus familiares la protegen.

Aunque ha perdido la noción del tiempo, Na Tacha quiere vivir aún, se siente fuerte y capaz; camina sin bastón, ni andadera y mucho menos silla de ruedas, y goza de recorrer su jardín y observar sus flores.

Para su nieto Adonis Cruz, quién ha vivido con ella toda su vida, tener a su abuela de 100 años es un privilegio, un sueño y una bendición.

“La cuidamos mucho, mi abuela no ha perdido su esencia, todavía regaña y observa, es una mujer fuerte, trabajadora, ella todavía pide costurar, tiene muchas ganas y fuerza; nos impulsa todos los días, no imagino los días sin mi abuela”, expresó.

Adonis también heredó el gusto por la cadenilla y el bordado, mientras cuida a su abuela teje y ella le da recomendaciones para lograr diseños únicos como le que ella hizo en su edad productiva.

“Recuerdo a mi abuela como una mujer trabajadora, siempre atendiendo a sus hijos y su trabajo, eso me motivó y por eso aprendí, observé todo lo que hacía y un día me atreví a confeccionar un huipil; mi abuela es mi maestra por eso tenerla conmigo es una bendición”.

Na Tacha goza sus días observando lo que ocurre a su alrededor, escucha y habla muy bien, come mucho mango y disfruta ver el nacimiento de sus flores y como varían de color, así transcurren sus días de un siglo de vida, donde vive cada uno como si fuera el último.