Moisés MOLINA*
Esta semana que concluye se llevó a cabo en Oaxaca el 9º Seminario Internacional de Derecho Constitucional y el 1er Encuentro de Magistraturas Constitucionales Locales auspiciado por el Tribunal Superior de Justicia de Oaxaca y la Facultad de Derecho de la UABJO y coordinado por nuestro paisano y amigo, el Dr. Raúl Ávila Ortiz.
Una pléyade de juristas, encabezada por Diego Valadés dialogaron y debatieron con jóvenes universitarios y personal jurisdiccional en torno a los retos del constitucionalismo mexicano en materia de Derechos Humanos y justicia penal, civil, familiar, mercantil, electoral e indígena.
No fue una empresa menor. Hacer coincidir en un mismo espacio a los expertos de todo el país durante tres días requiere esfuerzo y vocación.
Pero el resultado vale la pena, porque son acontecimientos como este los que ayudan a generar cultura jurídica.
En lo personal estoy convencido de que el conocimiento que no encuentra aplicación práctica en la realidad para mejorar lo que no va caminando bien, es conocimiento ocioso.
Y encuentros como este vinculan a los académicos e investigadores con la sociedad a través de la Universidad pública y los poderes judiciales.
Y es que en materia de justicia hay mucho por hacer y las responsabilidades son compartidas.
Para empezar a resolver la problemática, primero hay que exponerla y proponer rutas de solución asequibles, que fueron justamente las conclusiones de cada una de las mesas.
La reflexión central fue que en materia de justicia estamos a la mitad del camino en la ruta trazada por aquella gran reforma constitucional de 2011 en materia de Derechos Humanos.
Necesitamos más y mejores juzgadores, más y mejores ministerios públicos, más y mejores litigantes comprometidos con la profesión. En una palabra, necesitamos un foro jurídico fortalecido desde la base misma de las escuelas y facultades de derecho.
Por primera vez se reunieron magistradas y magistrados de Salas constitucionales de los poderes judiciales de diferentes estados del país a dialogar sobre la situación actual y los retos de la justicia y la jurisdicción constitucional local como defensoras del orden constitucional de las entidades federativas.
Karen Flores de Durango, Mario Alberto Aguilar Laguardia de Quintana Roo, Juan Ricardo Ramírez Luna de Querétaro vinieron a Oaxaca a encontrarse con el Tribunal Superior de Justicia de Oaxaca y su Sala Constitucional para iniciar una cruzada por el rescate del federalismo judicial desde el constitucionalismo local.
Y es que cuando se enseña y se aprende el derecho constitucional mexicano se hace sólo con la Constitución federal en la mano, ignorando olímpicamente las Constituciones de los estados que son libres y soberanos.
Las Constituciones locales también son expresión de la soberanía nacional y es por eso que en México no hay una, sino treinta y tres Constituciones Políticas que hay que voltear a ver.
Porque ahí está el núcleo, el origen y el destino de nuestro federalismo que se construye de abajo hacia arriba, de lo particular a lo general y que hemos dejado enfermar y languidece en aras de un centralismo de facto donde las entidades federativas son tratadas como menores de edad por la federación.
Por el momento es no sólo pertinente, sino necesario tenerlo en cuenta, estar conscientes de ello para que en el futuro próximo o lejano pongamos de pie nuestro federalismo que hoy está de cabeza.
En un federalismo de normalidad democrática, los poderes judiciales de los estados debían tener la última palabra en la resolución de los asuntos de que conocen, sin la tutela de la Judicatura Federal a través del juicio de amparo.
Está abierta la discusión.
*Magistrado de la Sala Constitucional y Cuarta Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia de Oaxaca