Alfredo Martínez de Aguilar
La terca realidad finalmente termina por imponerse. El paro de labores de la Policía Estatal confirma, lamentable y dolorosamente, que “se llevaron al baile al Capitán Iván García”.
Y ello ocurrió semanas después de su debut al bailar Flor de Piña, como integrante de la delegación de la Primavera Oaxaqueña en la Calenda de la Guelaguetza de los Lunes del Cerro.
El paro de labores de la Policía Estatal se dio un día después del diferendo con la periodista Mary Nivón por su cuestionamiento en seguridad, que ha provocado un escándalo nacional al gobierno.
La Defensoría de los Derechos Humanos tomó conocimiento de su caso, al igual que el Mecanismo de Protección a Periodistas, adscrito a la Secretaria de Gobernación, a fin de recibir protección.
Pero no solo el titular de la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana fue rebasado, sino también la Secretaria Ejecutiva del Sistema Estatal de Seguridad Pública, Karina Barón Ortiz.
La intervención de la titular del SESESP fue rechazada al intentar dialogar con los elementos inconformes de la Policía Estatal tras arribar al cuartel general de Santa María Coyotepec.
Los elementos policíacos se apoderaron de las instalaciones y desconocieron al Comisionado, Gerardo Robles Lara, en protesta por los despidos de “los rebeldes” que demandan mejoras.
El asesor jurídico de Iván García presuntamente armó expedientes en la Comisión de Honor y Justicia contra el comandante Francisco Santiago, entre otros, y dio de baja por exigir mejoras.
A ello se suma la desintegración de la Mesa Legítima de la Policía Estatal con el propósito de que dejaran de demandar los derechos de jubilación y prestaciones justas, como lo han hecho siempre.
La obligada y necesaria remoción de Iván García por el Gobernador Salomón Jara manifiesta el anhelado inicio del corte de cabezas por su confirmada, evidente, pública y notoria ineptitud.
Trascendió que Iván García será sustituido en la Secretaría de Seguridad Pública por el Capitán de Infantería de Marina, Francisco Javier Lili Álvarez, comandante de la Guardia Nacional en la Costa.
El caso del Capitán Iván García Álvarez como destitución del primer Secretario de Despacho debe ser una lección de vida y política para el resto de los integrantes del gabinete legal y ampliado.
La lección es ¡Bájenle varias rayitas a su mayúscula soberbia! ¡Pónganse a trabajar con inteligencia, dedicación y, sobre todo, con humildad! ¡No olviden que ante todo son servidores públicos!
Enloquecidos por la soberbia, como están, podemos adelantar que, definitivamente, la mayoría de los integrantes del gabinete legal y ampliado, no lo entenderán ni menos aprenderán la lección.
El mayor problema de la soberbia como mala consejera siempre es la estúpida terquedad con la que se insiste en incurrir en esta, considerado pecado capital, al atentar contra la inteligencia.
El paro de labores de la Policía Estatal reveló las “cuotas de los cuates” en el nombramiento de los diversos cargos de funcionarios de la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana.
Al mismo tiempo, hizo aflorar la práctica viciosa de comisionar elementos de la Policía Estatal como escoltas a diversos funcionarios, diputados y políticos, que supuestamente ya no existen.
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