Darío Moreno, maestro estelar del Planetario Nundehui

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Desde hace 39 años, Darío Jaime Moreno Méndez se unió a la aventura de formar parte del equipo de trabajo del Planetario Nundehui, lugar que lo recibió y capacitó para operar el proyector de este icónico lugar y presentar al público las constelaciones y galaxias del universo.

Moreno Méndez es pieza y pilar fundamental del Planetario Nundehui, espacio educativo e innovador en donde la ciencia y la tecnología muestran la grandeza del espacio exterior de la tierra y que se encuentra al resguardo de la Secretaría de Administración del Gobierno del Estado.

Don Darío, como es conocido por sus compañeras y compañeros de trabajo, tiene 73 años de edad, su amabilidad es una de las cualidades que lo distinguen en este espacio donde camina con pasos lentos pero firmes y es un maestro de la proyección, mantenimiento correctivo y preventivo de los proyectores del Planetario Nundehui ubicado en el Cerro del Fortín, en la capital oaxaqueña.

Durante los primeros seis años desempeñó labores de mantenimiento, asegurándose de que todo se mantuviera en excelentes condiciones para recibir a la comunidad usuaria. Con el tiempo, su habilidad, interés y conocimiento lo llevaron a asumir un nuevo rol, se convirtió en el operador estrella de las funciones astronómicas. Desde entonces, ha sido el responsable de proyectar, operar los programas actuales y mantener en perfecto estado el equipo, incluyendo el afable proyector principal.

Con emoción, Don Darío comparte diversas experiencias de los fenómenos astronómicos, siendo una de las más especiales el eclipse de 1991, evento único que atrajo a multitud de personas al planetario.

Recuerda con asombro como algunas personas llevaron consigo a animales como conejos, serpientes, gallos, hasta un coyote, un lobo y un tigrillo; cuenta que la mayoría de los animales se durmieron pacíficamente, sin embargo, el lobo y el tigrillo demostraron su naturaleza salvaje durante tal acontecimiento astronómico.

Recordó que fue en este mismo año cuando el telescopio Celestron 14, de Francisco Gabilondo Soler, mejor conocido como Cri-Cri, fue donado al planetario y actualmente sigue funcionando.

Darío Moreno, el maestro estelar, indicó que su actividad favorita es el montaje del programa navideño, donde puede desplegar su creatividad, pasión por la astronomía y compartir la magia de las estrellas a la niñez oaxaqueña.

Lo que más le motiva es escuchar las risas y los comentarios emocionados de las niñas y los niños, quienes entusiasmados y llenos de alegría piden volver a la bóveda celeste.

“Las niñas y los niños se van felices, no hay niño que te diga que no le haya gustado, es lo más gratificante de mi trabajo”, indicó de manera alegre y lleno de energía.

El Planetario Nundehui no es solo un lugar de trabajo, es mi hogar, mi pasión y mi legado, mencionó Don Darío, reconocido por su labor dentro de este espacio, compromiso incansable y su amor por las galaxias que han dejado una huella imborrable en la comunidad, convirtiéndolo en una verdadera estrella entre las estrellas.