DETRÁS DE LA NOTICIA: Abrió sus puertas el Infierno con los incendios forestales

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Alfredo Martínez de Aguilar

Con los numerosos incendios forestales abrió sus puertas el Infierno y sus lenguas de fuego alcanzaron a la flora y fauna en miles de hectáreas afectadas en las diversas regiones del estado.

 

Un escenario dantesco, nada descartable era que más tarde que temprano el fuego del infierno terrenal de los incendios forestales alcanzara y devorara a algunos de nuestros paisanos y hermanos.

 

Las singulares condiciones climatológicas derivadas de la prolongada sequía inédita, sin precedente en la historia de Oaxaca y de México, obligaba a las autoridades a prever los peores escenarios.

 

El pasto y la hojarasca de los bosques, así como las hierbas, matorrales y escasos árboles del terreno de las praderas están más que secos y cualquier chispa provoca grandes incendios y siniestros.

 

Lamentable y dolorosamente, el gabinete de Medio Ambiente de los tres órdenes de gobierno ha sido omiso y criminalmente negligente para adelantarse a los percances en los incendios forestales.

 

Como prueba de esta irresponsabilidad, baste mencionar un botón de muestra. Hay un gran vacío informativo para dar a conocer a los oaxaqueños qué hacer, antes y durante un incendio forestal.

 

Ante las primeras muertes por el fuego de los siniestros ambientales hoy, más que nunca, urge una intensa y permanente campaña preventiva en los diversos medios de comunicación a nivel estatal.

 

El miércoles cinco comuneros de San Lucas Quiaviní, Tlacolula, en los Valles Centrales de Oaxaca murieron mientras combatían un incendio forestal fuera de control, en el cerro del mismo nombre.

 

Los campesinos fallecidos son, Rafael Antonio Morales, José Hernández López, Pedro Curiel Diego, Celso Diego y Felipe García, quienes durante varias horas estuvieron en calidad de desaparecidos.

 

Hasta ayer la Comisión Estatal Forestal (Coesfo), la Comisión Nacional Forestal (Conafor) y personal de Protección Civil de Tlacolula y Mitla, armaron un plan de combate con apoyo de personal técnico.

 

Ahogado el niño, tapan el pozo. Los cinco comuneros de San Lucas Quiaviní, no debieron morir. Su horrible muerte entre gritos de dolor al quemarse vivos pudo y debió ser evitada por las autoridades.

 

Durante los desastres naturales o provocados por la mano del hombre la sociredad civil es la que inmediatamente se organiza y solicita apoyo en centros de acopio para enfrentarlos, al margen de las autoridades.

 

De manera machacona hemos reiterado que la mayoría de los incendios forestales son provocados por la estupidez humana en el manejo irresponsable del fuego o, definitivamente, por mala leche.

 

Esta presunción fundada se ve claramente fortalecida y confirmada con la detención de un implicado como probable causante del incendio en el cerro de San Lucas Quiaviní, Tlacolula.

 

Esta detención obliga a las autoridades administrativas y, sobre todo, ministeriales, a investigar exhaustivamente los incendios forestales para identificar a los probables responsables de estos.

 

alfredo_daguilar@hotmail.com

director@revista-mujeres.com

@efektoaguila