Pongamos todo en perspectiva // Carlos Villalobos
El periodista argentino Andrés Oppenheimer cierra su más reciente obra con una afirmación impactante: “Solo con más conocimiento económico y medidas concretas que aumenten la felicidad podremos salir del pozo”. En un mundo donde las cifras económicas suelen llevar la batuta, esta declaración resonante nos invita a reevaluar nuestra percepción del progreso.
¿Ciencia de la felicidad? Quién lo diría. Lo que alguna vez pudo parecer un concepto etéreo o incluso utópico ha emergido como una disciplina concreta y mensurable. Gracias al cambio de óptica en el paradigma del análisis de la felicidad, el paso de lo cualitativo a lo cuantitativo en su estudio ha generado avances notables.
Desde una perspectiva empírica, la felicidad podría considerarse un ingrediente fundamental para el desarrollo de los países. Sin embargo, en lugares como México y América Latina, donde la alegría y la búsqueda constante de la fiesta son características culturales, el avance del bienestar parece desconectado.
Aunque los países escandinavos y europeos encabecen los análisis y reportes de felicidad año tras año, el análisis de Andrés Oppenheimer en “¡Cómo salir del pozo!” revela, mediante agudas reflexiones, que más que la felicidad per se, es el estar satisfechos con la vida lo que realmente importa.
Explora casos de empresas que han apostado por el bienestar de sus trabajadores, destacando cómo el mercado está empezando a entender que la felicidad y el bienestar no son solo conceptos abstractos, sino elementos esenciales para mejorar resultados y maximizar recursos.
El autor aboga por la necesidad de construir políticas públicas regionalizadas, que cuenten con la colaboración activa tanto del sector público como del privado. Es un llamado a apostar por un mundo feliz, donde el bienestar no sea solo una utopía, sino una realidad palpable que mejore los contextos.
La obra concluye con una reflexión sobre las diez recetas planteadas por Oppenheimer. Entre ellas, resalta la importancia de hacer crecer una economía sana, vivir en democracia, combatir la corrupción, impartir “clases de felicidad” en las escuelas, medir la felicidad, tener un propósito, aumentar las actividades comunitarias, promover más espacios verdes y cultivar una obsesión saludable por el estatus, siempre mirando hacia adelante.
El texto no solo nos ofrece una hoja de ruta para una vida más plena, sino que plantea desafíos cruciales para la sociedad y las instituciones.
En un mundo obsesionado con los indicadores económicos, esta obra destaca la necesidad urgente de poner el bienestar en el centro de nuestras estrategias de desarrollo y crecimiento.
La felicidad no es solo una emoción efímera; es un indicador de la salud de una sociedad. En un país como México, la adopción de un enfoque centrado en el bienestar podría ser la clave para transformar desafíos en oportunidades, construyendo una nación más resiliente y plena.