HABLEMOS SOBRE COMERCIO JUSTO

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Claudia Galguera

Hace muchos años me encontré con este concepto en algunos productos de mi consumo personal, que también por cierto eran orgánicos y tomó mi atención de inmediato, sobre todo porque me dí a la tarea de investigar al respecto y encontrar que EL COMERCIO JUSTO es una práctica que se estableció en países con economías emergentes dando muy buenos resultados.
En específico me interesó el tema respecto a la comercialización de café que en nuestra región cuenta con historia y tradición; sin embargo, se extiende a muchos productos y servicios en donde hay principios a seguir que desde mi opinión conllevan prácticas que son fundamentales para el equilibrio en los precios de los productos de consumo y el pago justo a los primeros en la cadena, que normalmente es el campesino o artesano; así mismo, desde el aspecto social las comunidades que emplean dichas prácticas generan gran empatía sobre valores universales, como lo es por ejemplo: el cuidado del medio ambiente.
¿Qué entendemos por COMERCIO JUSTO?
La Organización Mundial del Comercio Justo (WFTO) lo define como: “un sistema comercial basado en el diálogo, la transparencia y el respeto” y es ahí donde debemos prestar mayor atención a criterios sociales y medioambientales. Una práctica que verdaderamente contribuya a mejorar las condiciones de productores y artesanos.
Sin embargo, obtener el sello en sus productos de COMERCIO JUSTO o FAIR TRADE en inglés, no se observa sencillo de adquirir, pero en nuestro estado hay mucho terreno por explorar respecto a estas prácticas justas de comercio.
En Oaxaca se han implementado mayormente en empresas y asociaciones de productores de café; pero es aplicable en muchos rubros productivos, pues aún las verdaderas ganancias económicas que pudieran percibir nuestros productores del campo se quedan en el intermediarismo, que si bien tiene un rol fundamental, el productor es quien debería obtener un precio justo por su producto, cosa que no es la regla habitual.
Por otro lado, el comercio justo conlleva el apoyo a la erradicación de grandes temas que nos competen a todos, como lo es la explotación infantil, práctica común en nuestro estado, donde las infancias comienzan a trabajar la tierra u otros giros, desde temprana edad; viéndose limitados en su desarrollo educativo. Así mismo, combate la discriminación de género, creando las mejores condiciones para el crecimiento de los proyectos de mujeres productivas que buscan su libertad económica.
Respecto al cuidado del medio ambiente, estas prácticas alientan a productores e intermediarios al empleo de materias primas producidas de forma sostenible y propias de su región, a la utilización de tecnologías de producción que reduzcan el consumo energético y la utilización de energías renovables. De este modo, los compradores e importadores de productos de comercio justo dan prioridad a los productos elaborados con materias primas sostenibles que tengan el menor impacto posible sobre el medio ambiente.
Siempre hay formas de integrar al desarrollo mejores prácticas, esto es solo un vistazo a una de ellas, que sin duda sigue vigente.