ERNESTO REYES
“Estoy a punto de irme a Palenque…y contento”. Así con este mensaje acerca de la disminución de la pobreza y la desigualdad en las entidades más atrasadas como Oaxaca, llega Andrés Manuel a la rendición de su sexto y último informe de gobierno.
Le quedan exactamente 30 días para concluir una obra genial si consideramos lo difícil que ha sido mantener la gobernabilidad, la estabilidad económica y la lucha contra la corrupción, en un país castigado por una pandemia que nos quitó a miles de personas como si hubiese sido una guerra. La idea central con la que rubrica sus promocionales al dar las gracias es que lo avanzado se ha hecho entre todos.
Durante el primer piso de la Cuarta Transformación no ha sido fácil confrontarse con una oposición grosera, golpista e irracional que ha defendido, mediante campañas mediáticas y políticas, sus antiguos privilegios. La cereza del pastel, la reforma al Poder Judicial está a punto de consumarse, en medios del Congreso Federal, una vez que a su ritmo continúen las deliberaciones para procesar y aprobar el proyecto presidencial.
Las altas calificaciones con que cierra el presidente, aunque disguste a quienes sin hacer esfuerzo alguno afirman que debieron atenderse otros temas del gran rezago nacional, no pueden ser más contundentes:
Un congreso con gran legitimidad y apoyo popular para elaborar leyes que beneficien a la gente; el 73 por ciento de aprobación popular que siempre se mantuvo por arriba de los 60 puntos; 36 millones que, gracias también a AMLO, tiene ahora Claudia Sheinbaum a su favor; 24 gubernaturas y un número igual de congresos locales que hacen constitucionales las reformas, más un enorme cariño reflejado en emociones individuales y colectivas que se van desgranando conforme se acerca la hora de la feliz partida con la frase de: ¡Misión cumplida!
En un mes el político tabasqueño entrará a la historia y se convertirá en leyenda por la defensa de la soberanía, la democracia, la libertad de expresión y los grandes intereses nacionales. A otros el que ya no esté en palacio atosigando a sus adversarios, les dará alegría de la mala, porque el presidente siempre los mantuvo a raya, es decir, disminuidos por más poderosos económica o políticamente que estuvieran. El mayor reto para quienes secundan la “guerra” mediática en contra de avances y decisiones de la 4T, es que la presidenta Sheinbaum mantendrá las conferencias matutinas a fin de que la gente tenga otra versión de los hechos a contrapelo de los medios hegemónicos: “capos” de la mentira, noticias falsas y sesgos en la información.
El encuentro continental de comunicadores y periodistas de medios independientes, incluyendo a otros países, donde participaron youtuberos, tiktoqueros y representantes de medios alternativos que se asumen independientes es un gran esfuerzo para atender una agenda invisibilizada a favor del derecho a la verdad de las grandes audiencias. Una gran idea respaldada por un presidente que a tiempo entendió el valor de las benditas redes sociales y activistas de la comunicación que están contando la otra parte de la historia. Un periodismo con causas y distante, cuando el poder político se corrompe.
Astucia, inteligencia, corazón, visión de largo plazo y mucha suerte, han sido la clave de un régimen que siempre vio por los más necesitados, sustentadas sus acciones en una ideología humanista, más que marxista, sin dejar de reconocer la formación de una conciencia nacional y patriótica que solamente, en el caso mexicano, puede lograrlo la izquierda. Una izquierda con claro-oscuros, si nos referimos al partido que formó el presidente, pero muy efectiva para cambiar el orden constitucional e ir avanzando, según sea el caso, en una guerra sin cuartel en contra de la corrupción de servidores públicos y traficantes de intereses económicos. AMLO se quedó corto en no lograr extender su radio de acción y vigilancia a los gobiernos de los estados y municipios donde al amparo de la 4T algunos servidores públicos corruptos se han “despachado con la cuchara grande”, lo cual es una traición al movimiento.
El tono del último informe tendrá mucho de nostalgia para quienes hemos acompañado a este hombre a lo largo de más de dos décadas. Habrá quienes hubiesen preferido que atendiera la agenda de organizaciones de la sociedad civil buena, mujeres, socio ambientalistas o defensores de derechos que no se sintieron representados, excluidos y sin justicia para estas causas. Son parte de los desafíos que recoge Claudia, quien ejercerá un gran poder para coordinar los cambios que sigue demandando el país, cuyo objetivo es hacer felices a la mayoría de la gente. Tendrá que hacerse entre todos, bajo la conducción ahora de una mujer presidenta, porque no hay gobernanza sin pueblo.
@ernestoreyes14
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