ERNESTO REYES
En los tres días que conmovieron a México, nunca escuchamos el “mexicanos al grito de guerra”, aunque la presidenta Claudia Sheinbaum sugirió en sus posicionamientos que, frente a cualquier amago intervencionista, “La Patria es Primero”, frase que identifica históricamente al pueblo mexicano.
Aunque no se trata de envolverse en la bandera nacional y lanzarse con el pecho descubierto contra los marines o cualquier fuerza punitiva, el episodio del que acabamos de salir, aunque no del todo, porque las sanciones se ciernen como una espada de Damocles en contra de nuestra economía, sirvió de mucho para valorar nuestras fortalezas y debilidades. Y recomponer alianzas con el sector privado.
“Podrán amenazarnos con cometer cualquier atropello, pero jamás permitiremos que pisoteen nuestra dignidad y violen la soberanía”, exclamó Claudia en su discurso en Querétaro, con motivo de los 108 años de nuestra Constitución, y remató: “Nuestro país (no será) ni colonia ni protectorado”.
Si bien México jamás se entromete en asuntos de otros países, ciñéndonos a los principios de la Doctrina Estrada que, en síntesis, es un planteamiento jurídico en contra de cualquier intervencionismo externo, la bola de fuego que lanzó el principal huésped de la Casa Blanca, puso a prueba la capacidad de reacción del gobierno mexicano.
Después de larga y tensa llamada con el presidente del país más poderoso del mundo que, gracias a su pericia en las negociaciones, desactivó temporalmente la amenaza de gravar con el 25% los productos mexicanos, la mandataria salió fortalecida hacia el interior, pero en el exterior el suyo fue el nombre que más se comentó en los medios de comunicación. Hasta jefes de Estado como el alemán prodigó reconocimientos inéditos a una dirigente latinoamericana.
Hasta la comentocracia mexicana reconoció la actitud acertada de la presidenta que, cuando muchos apostaban a que las sanciones eran inminentes, emergió con un liderazgo que supera incluso los mejores momentos del presidente López Obrador. Mucho le habrá aprendido a éste para mantener la templanza en momentos de crisis: no hablar de más, pero tampoco acobardarse ante un valentón que se cree superior al género humano.
La cosecha de aprobaciones llegó en la reunión sostenida con 300 barones (as) del sector privado quienes cerraron filas con su gobierno, preocupados por el negativo curso de la economía nacional que ya se vislumbraba. El llamado Plan México, así como incentivar la marca Hecho en México, que es dotar de contenido nacional a productos que se elaboran en el país, para no seguir dependiendo de las importaciones, es motivo para promover la confianza de inversionistas y el empresariado, haciéndoles conciencia de que, aunque existen diferencias con la 4T, si no caminan juntos no se van a poder enfrentar los grandes desafíos que, como en este caso, lesionan la economía de industriales, comerciantes y consumidores.
Una muestra de ello es la presentación del Centro de Diseño de Semiconductores “Kutsari”, que en tres años buscará consolidarse en la producción de estos dispositivos para la industria automotriz, de electrodomésticos, equipos médicos, etcétera, como parte del proyecto de hacer del país una potencia científica, tecnológica, y con la producción de innovaciones de todo tipo.
En el encuentro llamó la atención un personaje que es clave en el acercamiento del mundo empresarial con Sheinbaum: Altagracia Gómez, coordinadora del consejo asesor de desarrollo económico y relocalización. Otro que está reivindicándose en su tarea, conjurando episodios que lesionaron su relación con su ahora jefa, es el titular de Economía, Marcelo Ebrard. A ambos se suma el canciller Juan Ramón de la Fuente, quien tiene que hacer malabares con sus contrapartes estadounidenses, como el secretario de Estado, Marco Rubio, funcionario que, con su actitud, sintetiza la doctrina expansionista y abusiva del exasperante régimen norteamericano.
Sin lanzar campanas al vuelo, porque Trump es impredecible y en cualquier momento puede romper compromisos, el país respiró y los mercados del dinero se estabilizaron. Y aunque decisiones en torno al narcotráfico y su política migratoria no cesan – pese a la colaboración mexicana de vigilar la frontera norte con 10 mil guardias nacionales- hay fortaleza para aguantar los ventarrones de febrero y los meses venideros. Acentuar la defensa de nuestros hermanos migrantes es tarea permanente ante toda la vorágine trumpista. Hasta ahora, han sido las 72 horas más difíciles del mandato claudista.
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Un amoroso recuerdo para doña María Martínez Cabrera, nuestra abnegada madre, en el primer aniversario en que ya no está físicamente con nosotros.
@ernestoreyes14