El FMI augura meses de volatilidad para América Latina

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Es posible que empiece a llover pronto, así que mejor tener listo el paraguas. Es el mensaje que lanza el Fondo Monetario Internacional a los países emergentes, y en concreto, a las economías de América Latina, tras las turbulencias en el mercado de divisas. El organismo evita citar la palabra de crisis, pero deja entrever que los inversores pueden abandonar a los vulnerables si no se protegen a tiempo.

Alejandro Werner, director del Departamento del Hemisferio Occidental, augura que “la volatilidad será un factor relevante en los próximos meses” en Latinoamérica. El año, dice, ya empezó con “sorpresas y tensión” y por eso señala que el panorama es “muy incierto”. A partir de ahí señala que el crecimiento de la región “seguirá siendo bajo en comparación con la tendencia histórica”.

El Fondo acaba de recortar las previsiones de crecimiento para la región. Calcula en el 3% la expansión en 2014, frente al 2,6% el pasado año. Es una décima menos de lo que anticipó en octubre y se apoya en el repunte de México. Para el próximo sería del 3,3%, dos décimas por debajo de lo proyectado. “Si bien el crecimiento se acelerará ligeramente”, indica, “cabe esperar más turbulencias”.

El rendimiento es inferior además a la media global, que eleva al 3,7% y al 3,9%, y crecerá casi a la mitad que el resto de las economías emergentes, que el FMI mantiene en el 5,1% para 2014 y eleva al 5,4% para 2015. El primer riesgo evidente está en la retirada de estímulos en EE UU, proceso de normalización de la política monetaria que ya está en marcha. Pero el que más preocupa es el abaratamiento de las materias primas.

El FMI está muy atento en este último punto al reequilibrio del crecimiento económico de China, porque si se modera su expansión también lo hará su apetito por las materias primas, lo que puede jugar a la contra de algunos países. “Las perspectivas de crecimiento de China son particularmente importantes para los países exportadores de América Latina”, insistió Werner.

La marcha de la demanda mundial será, por tanto, importante para entender el progreso de la región. “Pero también hay que considerar otros factores”, insiste Werner. Ahí pasa a señalar que el alza de tipos dificultará en paralelo la financiación de la deuda externa de algunos países. “Las condiciones en los mercados financieros mundiales serán más restrictivas”, indica.

El alto funcionario reitera que “cada uno de estos cambios puede plantear obstáculos que generen volatilidad”. El FMI insiste por eso en la importancia de que los emergentes en general completen el ajuste estructural necesario para hacer frente al cambio de las condiciones externas. No hay aún retirada de estímulos, pero si se están reduciendo y hay un cambio en las carteras de inversión.

Hasta ahora lograron digerir el primer repliegue de la Reserva Federal. Pero como señalan desde el Fondo, son vulnerables al incremento de los tipos. Y como los inversores de Wall Street, sus economistas prefieren hacer una diferenciación entre países y no ver las cosas en bloque. Unos podrán recurrir al paraguas de la política fiscal, otros a la monetaria y otros a la cambiaria.

Werner explicó que el panorama de la región varía en función de la vinculación de cada país con la economía mundial y los mercados financieros. México, augura, “experimentará un repunte de las exportaciones de manufacturas y una continua recuperación de la demanda interna, a medida que siguen disipándose los factores cíclicos que frenaron la demanda el año pasado”.

Para Brasil, Chile, Colombia, Perú y Uruguay, los grandes exportadores de materias primas, “las perspectivas dependerán en gran medida de las condiciones internas”. Menos favorable se presenta la coyuntura para Argentina y Venezuela, porque las presiones sobre la inflación, la balanza de pagos y los mercados de divisas afectan negativamente la confianza.

Pese al incremento de la incertidumbre, el FMI no se muestra preocupado por los efectos de las turbulencias en Argentina en el resto de América Latina, porque la relación comercial entre los países de la región ya no es tan estrecha como hace años y porque socios como Uruguay o Paraguay han construido mecanismos de defensa ante choques eternos. Tampoco valora las medidas adoptadas por Buenos Aires, porque no hay un diálogo con sus autoridades. “Estamos en cualquier caso atentos, porque las crisis se generan por algo que no hemos visto”, remachó.

El temor del FMI para el conjunto de la región, por tanto, es que un crecimiento más débil de los emergentes “afecte a los mercados de materias primas”. Otro riesgo se deriva del aumento del apalancamiento de las empresas y de la valoración de sus activos al subir los tipos. Por eso recomienda a las autoridades económicas “marcos de políticas flexibles y ágiles para superar los shocks”.