Venezuela, el juego de la división

0
223

La muerte del presidente Hugo Chávez, en el apremiante inicio de 2013, no logró derribar el muro de la división de los venezolanos entre partidarios y opositores del gobierno bolivariano. Al contrario, ese muro echó nuevos cimientos con su sucesor, Nicolás Maduro, mientras una tormenta económica toca la puerta.

Durante 14 años en el poder, Chávez estimuló la polarización del país, de la que sacó provecho en numerosos eventos electorales, y Maduro ha seguido la misma ruta, exacerbando las diferencias políticas.

Esa división entre venezolanos quedó manifiesta en las elecciones que sucedieron a la muerte de Chávez. En abril de 2013, Maduro venció al opositor Henrique Capriles por una diferencia de 1.5 puntos porcentuales y las dudas que no fueron aclaradas por el sistema electoral profundizaron la desconfianza.

La investigadora universitaria Ruth Capriles, autora del Libro rojo del resentimiento, explicó que Chávez se propuso “polarizar” Venezuela apenas salió libre de la cárcel tras su intentona militar de 1992, apelando al discurso de la lucha de clases. “La continuación de la división de la población dependerá sin duda del lenguaje político. Si desmontáramos el lenguaje de confrontación creo posible que pudiéramos empezar a caminar hacia la unidad nacional. Pero claro, eso no sería la solución, sino un apaciguamiento del rencor”, dijo a DPA.

El país atravesó episodios de violencia política desde 2002, tras el intento de golpe contra Chávez, pero todos los sectores consideraron alarmistas y sin sentido los augurios de una guerra civil. Ahora la gestión de Maduro se ha mostrado opuesta a los consensos políticos, a pesar de un escenario de precios petroleros más bajos y problemas económicos.

Maduro aumentó la presencia de militares en el gobierno, con la tarea de supervisar la reducción compulsiva de precios para contener la inflación, acusó a la oposición de sostener una “guerra económica” contra el país e incrementó los decibelios de su discurso político de confrontación.

Algunos dirigentes creen que llegó la hora de la reconciliación nacional, pero nadie ha dado el primer paso. “Ojalá que Maduro no espere tener el agua al cuello” para buscar un entendimiento nacional, señala el secretario general del opositor Movimiento al Socialismo.

La división, dice el poeta Rafael Cadenas, es “antibolivariana. Se puede luchar sin odio. Los sudafricanos han debido prestarnos a Mandela”.