China renovó para 2014 su objetivo de crecimiento del 7,5% y pretende “declarar la guerra” a la contaminación, indicó el miércoles el primer ministro Li Keqiang, abogado de unas reformas que deben conducir a un modelo económico “duradero”.
Muy esperado, este objetivo fue desvelado en un discurso pronunciado por Li Keqiang, en la inauguración de la sesión anual del Parlamento chino.
La segunda economía mundial registró en 2013 un crecimiento de 7,7%, repitiendo el resultado de 2012, el más débil en 13 años. En estos dos últimos años, el objetivo oficial de crecimiento ya fue fijado en 7,5%.
Tras una clara desaceleración económica el primer semestre de 2013, en julio Pekín adoptó medidas de reactivación, sobre todo fiscales, que permitieron un recuperación momentánea de la actividad.
Pero, al mismo tiempo, el ejecutivo se inquieta por el coste medioambiental del crecimiento, tal como advirtió Li.
Después de tres décadas de industrialización y de urbanización a marchas forzadas, el país -que sigue obteniendo del carbón el 70% de su energía- continúa con frecuencia sofocándose bajo una espesa capa de contaminación atmosférica.
“Es una advertencia de la naturaleza frente a un modelo de desarrollo ciego e ineficaz. Debemos declarar la guerra a la contaminación, como ya la declaramos contra la pobreza”, lanzó el primer ministro, en el cargo hace solamente un año.
– “Misión imposible” –
“50.000 calderas de carbón serán suprimidas este año”, las centrales térmicas serán modernizadas y “seis millones de vehículos antiguos (…) serán desguazados”, precisó Li, quien dijo que se fijará un techo para restringir el consumo de energía del país.
De forma general, el primer ministro reafirmó su compromiso a emprender reformas estructurales para “reequilibrar” el modelo económico del país.
El objetivo es hacerlo menos dependiente de las exportaciones e inversiones en infraestructuras, propiciando el consumo interior, aún a costa de moderar el ritmo de crecimiento.
Pero los analistas se muestran muy escépticos ante estas ambiciones gubernamentales.
“Será misión imposible concretar todas las reformas prometidas por Li, sin comprometer el objetivo de crecimiento” para 2014, observó Yao Wei, analista de la Société Générale, al destacar que las medidas anticontaminación no son exactamente creadoras de crecimiento.
En cambio, si Pekín quiere lograr ese 7,5% de crecimiento y crear los 10 millones de empleos suplementarios que ha prometido (contra 9 millones en 2013), tendrá que “ahondar el endeudamiento”, según esta analista.
Durante una reunión plenaria del Partido Comunista en noviembre, el gobierno había desvelado un ambicioso programa de reformas económicas y financieras destinadas a ofrecer un “papel crucial” al mercado, en particular abriendo el capital de los grandes grupos públicos.
Este miércoles, Li Keqiang recordó los diversos aspectos de estas reformas, y volvió a prometer que los bancos iban a disponer de un margen de maniobra para fijar sus propios tipos de interés, hasta ahora estrechamente supervisados por el poder.
Indicó además que el yuan -cuya reciente depreciación sorprendió a los mercados- se mantendría “estable”, a un tipo de cambio “adecuado y equilibrado”, aunque el margen en el que fluctúa, y que es fijado por las autoridades, “será ampliado”.
El banco central chino endureció recientemente su política monetaria para frenar el aumento de créditos en el país. Pero “será necesaria una flexibilización” monetaria “si se quiere llegar al 7,5% de crecimiento”, comentaron los analistas del banco ANZ.