Cuatro consejos económicos que encontramos en la Biblia

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En este viernes, en que los cristianos conmemoran la fecha de la muerte de su salvador, sería oportuno revisar algunas de las enseñanzas económicas de la Biblia.

Dejando de lado la veracidad de los hechos narrados, las escrituras de la religión católica incluyen a menudo ejemplos de lo que el pueblo israelita debía hacer y que pueden ser aprovechados por todos.

Estos son algunos ejemplos de enseñanzas económicas que contiene el libro:

• En el capítulo 41 del Génesis, el faraón egipcio sueña con siete vacas gordas que son devoradas por siete flacas. Al pedirle a José que interprete el sueño, éste le dice que el sueño anticipa siete años en los que habrá prosperidad, seguidos de siete de escasez. Así, ordena que el exceso de lo que se produzca en los primeros siete años se guarde para ser consumido en los años de “vacas flacas”. Este ejemplo se puede llevar al gobierno, donde los superávits en años de bonanza deben financiar el déficit en el que se incurre en años de crisis.

• En el libro de los Proverbios hay muchos ejemplos que se pueden relacionar a las finanzas personales. Uno de ellos dice: “El que toma prestado es siervo del hombre que hace el préstamo”, con lo que se recomienda no pedir prestado más que para lo necesario.

• En el Evangelio de Mateo (25:14-30) se cuenta la parábola de los talentos, en los que un patrón entrega a sus sirvientes dinero para que lo cuiden. Dos de ellos ponen a trabajar, lo invierten, y entregan lo que se les encargó y los intereses a su amo; mientras que uno va y lo esconde por miedo a perderlo. Esto nos habla de la importancia de arriesgarnos a invertir o emprender.

• En la Primera Carta a Timoteo (6:10) se habla de la avaricia: “porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores”. Más allá de los efectos espirituales, hay que fijarnos en los éticos, ya que el egoísmo puede llevar a que con tal de hacernos de más dinero dañemos a alguien más o caigamos en alguna conducta no ética o ilegal.