Godzilla 2014, monstruo realista

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Después de Titanes del Pacifico, la concepción de un nuevo Godzilla se veía venir. Si Guillermo del Toro puso en escena un ejércitos de Godzillas sin crédito, con robots combatiendo contra ellos en lugar de otros monstruos, el encargado de traer de vuelta el original dinosaurio precámbrico enojón y panchero, tenía que tomar nota de ello. Gareth Edwards, responsable de Monstruos (2010) cinta independiente sobre una pareja de gringos perdidos en México durante una invasión de engendros extraterrestres , fue el elegido para esta misión .

Por principio de cuentas este nuevo Godzilla 2014 aspira a un realismo que puede que poco o nada tenga que ver con la historia de un dragón- dinosaurio que cada vez que sale a pasear deja damnificados a millones, pero en el panorama actual palomero post Christopher Nolan y su trilogía de Batman , cuyo tono de cinema verite influyó hasta a la saga de James Bond , quien en Skyfall ya no se concentró en las mujeres jóvenes y bellas sino en salvarle la vida a esa jefa sexagenaria que le recordaba a su madre. El realismo se ha convertido ya en una especie de moda narrativa entre los blockbusters veraniegos.

En este sentido la nueva Godzilla rifa. Aunque ese propósito de hacer a los personajes lo más crudos y entrañables posibles se queda a dos segundos de ponernos a dormir, en comparación con la horripilante cosa que Roland Emmerich hizo en los noventas , este nuevo monstruo verde tragafuego parece Cannes.

Entre los aciertos de Edwards está el rescatar el tono aventurero y conspiratorio del original Gojira japonés de 1954. Incluso la historia plantea que este monstruo creado con millones de dólares en efectos de computadora, es el mismo que en los cincuentas azotó Tokio con un hombre vestido con traje de dinosaurio aplastando maquetas. Además está el que Godzilla es ahora el bueno de la película, como casi toda la saga japonesa donde el monstruo combatía a energúmenos salidos del sake más concentrado como Rodan, un pterodáctilo que come moscas como espinacas , o Biollante, una rosa gigante con tentáculos como ramas. Y que también se agradece que las ciudades destruidas en esta ocasión sean otras y no la eterna y siempre vapuleada Nueva York

Entre las debilidades más grandes se encuentra el casting, y no es que Godzilla tenga malos actores, Aaron Johnson, Elizabeth Olsen, David Strathairn, se encuentran en el espectro contrario a eso. Es solo que los personajes no son lo suficientemente interesantes, sino ahí está Ken Watanabe como científico loco con eterno rictus de nos va a cargar el payaso y Juliette Binoche en un cameo terrible como una experta nuclear que no corre cuando debe. Solo Bryan Cranston con su gesto demente a lo Heissenberg logra dotar de interés el poco tiempo que aparece.

Aun así este nuevo lagartón resulta es una opción recomendable para este verano, aunque su propuesta de Monstruos japoneses atacan ciudades con un look a lo 11 de septiembre, no termine de lograse