Daños irreversibles en el cerebro, problemas respiratorios tempranos y una muerte al menos dos décadas antes que toda su generación es el futuro de los capitalinos que empiezan a fumar desde la adolescencia, advirtieron especialistas en salud.
Eduardo Hernández, director de la Clínica del Tabaco S.C., comentó que una de cada tres personas que empiezan a fumar en la adolescencia pierden la vida debido a una de las enfermedades que detona el tabaquismo, como el cáncer de mama, próstata, pulmón y piel, y también por enfisema, cardiopatías e hipertensión, por nombrar algunos.
En entrevista con Excélsior, el especialista aseguró que las personas que desde la adolescencia comienzan a fumar pierden hasta 20 años de vida saludable y, al enfermar, los cuadros son más serios y la recuperación complicada.
Los fumadores mueren antes, la vida útil es menor y el proceso de agonía es más largo. Eso no debe ser deseable”, dijo.
A partir de los 12 años, justo cuando entran a la secundaria, por presión de pares o para lograr encajar en el grupo social sintiéndose “grandes”, los adolescentes están empezando a probar el cigarro y si éste los logra enganchar, se convierten en consumidores y tal vez en adictos en poco tiempo.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Adicciones, en el Distrito Federal uno de cada cinco jóvenes de entre 12 y 17 años de edad fuma, y el 82 por ciento de los fumadores actuales en el país, calculados por la Secretaría de Salud en 17.3 millones de mexicanos, fumaban desde adolescentes entre cinco y nueve cigarros al día.
El titular de la Clínica del Tabaco S.C. señaló directamente a la industria tabacalera de buscar penetrar en el mercado de los adolescentes, como potenciales clientes a futuro.
La industria tabacalera busca ejercer la adicción en los adolescentes y entre más jóvenes mejor, porque las probabilidades de que se desarrolle la dependencia son mayores, porque el cerebro está más tierno y en un futuro batallarán más para dejarlo”, apuntó.
Aunque pareciera que son los pulmones los más afectados por inhalar y exhalar los más de cuatro mil químicos que contiene el cigarro, es el sistema nervioso el que padece el daño inicial pues la nicotina va matando células, que no se reemplazan, y esto merma la funcionalidad del cerebro.
Los químicos del tabaco dañan a un sistema nervioso que está muy joven, que no ha madurado. Los adolescentes todavía tienen una capacidad pulmonar en maduración y la entrada del monóxido de carbono, producto de la combustión del cigarro y todos sus contaminantes, generan daños impresionantes”, aseguró Raúl Fernández Joffre, director del Hospital de Especialidades Toxicológicas de la Secretaría de Salud del DF.
En cuanto a las vías respiratorias, el daño se refleja en constantes faringitis, faringoamigdalitis, laringotraqueitis y problemas pulmonares que no deberían de tener a su edad, al menos no asociados por el consumo de sustancias tóxicas.
Fernando Cano Valle, titular de la Comisión Nacional contra las Adicciones (Conadic), advirtió sobre los casos de niños de hasta diez años que están comenzando a fumar y el fácil acceso que tienen al producto comprándolo en cualquier puesto, sin que los vendedores cumplan con la Ley General de Salud que lo prohíbe.
En el DF, aunque el costo de las cajetillas de cigarro ha aumentado en los últimos años, resultado del incremento en los impuestos, para los jóvenes la opción de compra es al menudeo, es decir, por piezas sueltas en las esquinas, en puestos ambulantes y hasta en tianguis, donde manejan producto ilegal, de dudosa procedencia y a bajo precio.
Los padres
El papel de los padres de familia en la detección y atención oportuna del tabaquismo es fundamental, coincidieron los especialistas.
El olor a cigarro, en especial del alquitrán, y constantes enfermedades de la garganta, son algunas de las señales de que el adolescente ya consume cigarrillos.
Sin convertirlo en una pesquisa, ni dándole un manejo agresivo al tema, recomendaron acercarles a sus hijos la información, sustentada, sobre los daños que les puede causar, y de ser posible, ejercer su autoridad para detener el consumo.
Lo primero que recomendamos es que se tenga un diálogo abierto sobre la situación, no es un gusto, no tiene que ver con un proceso de maduración en el que voy a llegar a la mayoría de edad con la ingesta de nicotina”, indicó Hernández.
El ejemplo en casa es otro factor importante, ya que no se le puede pedir u obligar a un joven a que no haga lo que dentro de su hogar los demás hacen.
En muchos casos, la inducción del tabaquismo empieza en casa. Cuando llega el joven de la escuela, ya todo está impregnado de tabaco, las cortinas, los muebles, todo. Desde la casa se acostumbran a la sustancia”, comentó Fernández Joffre.
En la Ciudad de México existen varios sitios donde los adolescentes pueden recibir consejería, atención médica y hasta tratamientos para dejar de fumar.
De manera gratuita, en los centros de salud de la Secretaría de Salud dan información y pláticas sobre los daños que causa el tabaco; cuentan también con 23 clínicas especializadas, así como atención directa en los Centros Toxicológicos.
De manera particular, existen lugares como la Clínica del Tabaco S.C., que cuentan con un programa de seis pasos para dejar de fumar definitivamente, el cual se puede consultar en su sitio web www.clinicadeltabaco.org.mx.