La tensión política pasó a la cancha del deporte; los grupos sociales que protestan desde hace meses y semanas en el zócalo capitalino también vivían la pasión.
Suspiros, gritos ahogados y por momentos un silencio sepulcral era perceptible. México en Brasil domina a los “leones africanos”.
11:50 de la mañana. El gol mexicano aun no llega. Se acabó el tiempo reglamentario y todos al descanso y a sacar la tensión por cualquier lado.
El cuarto de hora se ha cumplido y comienza una vez más el martirio para unos y el goce para otros. Es medio día y “las primeras frías” comienzan a correr a raudales.
México juega, es viernes 13, y sigue avivándose la ilusión y la esperanza.
Una y otra vez, el número de personas que se congregan en los restaurantes del corazón de Oaxaca es incontable, unos son mirones, otros aficionados y otros más… aprendices de políticos que gustan de darse un baño de pueblo de vez en cuando.
Minuto 60. México hace el tercer gol del partido, esta vez validado por la tripleta arbitral que es cuestionada minuto a minuto.
Gooooooooooool… “México, México…”
La banda a lo lejos también festeja… la tambora suena y suelta sus mejores notas. La protesta se reventó . Todos corean el gol, los aplausos se escuchan y acompañan las porras que de manera espontánea salen de la gargantas de los aficionados que incrédulos ven lo que está pasando. México ha tomado ahora sí la ventaja.
Una y otra vez, el nerviosismo, la tensión invade el ambiente. Los embates del rival causan nuevamente el suspiro, el grito… El peligro ha pasado.
Completándose el minuto 90, México grita, aplaude y vitorea a sus héroes nacionales que han ganado el primer encuentro del Mundial Brasil 2014. La actividad cotidiana se reactiva. La protesta también y la esperanza y la ilusión de miles se mantiene viva.