“Han sido meses difíciles para todos. Pasamos juntos semanas de tristeza, dolor e impotencia. Días en los que la indignación nos hizo salir a la calle para exigir una realidad distinta a esta. Con una tristeza que no se olvida extrañamos a los que ya no están aquí. Pero tenemos la obligación de salir adelante”
Así, por obligación, porque no hay de otra, con la dulce voz de una niña en off, con las imágenes de damnificados por huracanes y estudiantes negociadores que no han desaparecido, se deja caer en el video de principios de años de la Presidencia, el propósito de identificar a Enrique Peña Nieto como una víctima más de las lamentables circunstancias que asolaron a México el pasado 2014.
Las cuales seguro “circunstancialmente” lo llevaron a hacerse de una residencia de más de siete millones de dólares gracias a las facilidades prestadas por una de las empresas que ha venido beneficiando con concesiones a granel desde sus tiempos como gobernador del Estado de México y de cuya explicación responsabilizó a su esposa, que se lo atribuyó todo a su sueldo de actriz de telenovelas, profesión que tiene años sin ejercer.
¡Bienvenido 2015! #México grande, es el nombre que la oficina de la Presidencia de la Republica le ha dado al promocional que ha lanzado el primer día del nuevo año y que recurre a la operación ideológica mas desesperada. Con simulacros e intentos de legitimación, simulación, unificación, fragmentación y cosificación. Apelando a la proverbial memoria de elefante del mexicano promedio. El mismo que olvidó en el 2012, más ochenta años de impune cacicazgo priista por las promesas telenoveleras de un candidato galanazo y su esposa guapísima y distinguidísima.
La indignación, la gente en la calles exigiendo su renuncia al grito de ¡Fue el estado!, su escándalo de corrupción de él y algunos de sus funcionarios de primer nivel , su inoperancia, ausencia de respuesta y huida a China ante el secuestro y desaparición de los 43 normalistas , el “ya me canse” del procurador Jesús Murillo Karam ante las exigencias a hacer su chamba, el histrionismo vergonzante de su esposa Angélica Rivera en su mensaje a la nación diciendo que ella no hizo nada malo pero que iba a vender su casa blanca porque ya se estaban metiendo muy duro con su familia.
La desvergüenza de un gobierno que ahora pone a los mexicanos que vienen, los niños, “los más pequeños” como el motivo para apaciguars, para pasar por alto fosas comunes, narco estado y un ejército que ejecuta y luego arma una coreografía para justificar lo ejecutado.
El video invita a los zurdos y derechos, a los hombres y mujeres, a las moros y cristianos a darse un abrazo de hermandad desaforada, a vivir en un país bonito (podrido y tronado hasta el tuétano) pero bonito de verdad.
Con lluvias de ideas de creativos que viven en la Condesa y pernoctan en Santa Fe, donde se subraya la fuerza milenaria de un México cuyo erario público fondea los porches amarillos preciosos de Juniors hijos de directores de unidad de medio pelo.
Con un flashazo de Alfonso Cuarón recibiendo su oscar cuando el cineasta cambio un discurso de agradecimiento por una denuncia pública de los crímenes de Ayotzinapa, en un homenaje que se le efectuó en Nueva York y ha sido un crítico acérrimo de las falacias del peñanietismo.
“Momentos difíciles ponen a prueba la fortaleza, entereza y grandeza de las naciones” dice el Presidente al final del mensaje. Retórica y más retorica al mejor estilo de Adolfo López Mateos (presidente galanazo del pasado al que el presidente galanazo de hoy afirma admirar) para justificar los pobres alcances de un estado al que hace un tiempo califican de fallid, cuyos ciudadanos dice la prensa internacional que a pesar de lo que su gobierno piense, no son idiotas.
Jóvenes posando frente a una bandera ondeando en lo alto con una porra final del México – México- ra-ra-ra es el final del comercial de la presidencia y hubiera estado perfecto si estos fueran los ochentas y el contexto fuera el de un mundial de futbol, pero que suenan de una falsedad, vacua y desesperada en el margen de un 2014 que vio aparecer la mayor crisis de derechos humanos que México ha tenido en su historia reciente.
Salvemos la fachada, parece ser el mensaje de la Presidencia. Fachada que baso sus bonos en la apariencia y cuya frivolidad rampante y escases de miras le estalló en la cara, en la mismísima fachada que hoy pretenden componer a base de maquillaje manchado de sangre.
Video presidencial disponible en:
