En el país se ha exacerbado la violencia pública y privada contra las mujeres: Francesa Gargallo

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La escritora y activista italiana Francesca Gargallo señaló que aunque la exacerbación de la violencia pública hacia las mujeres no es un fenómeno único de México, en el país se ha exacerbado junto con delitos como la trata de mujeres con fines de explotación sexual, así como el índice de violencia en el noviazgo.

Señaló que la violencia tan cruenta hacia las mujeres en estas últimas décadas es un fenómeno que surge como reacción al avance de las mismas en la defensa de sus derechos y la recuperación de espacios públicos, así como su exigencia de seguridad en el ámbito privado.

La también académica de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México participó el 15 de enero último como ponente en el Diplomado Internacional de Estudios de Mujeres, Feminismo y Descolonización, cuya organización apoya la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca.

Gargallo, maestra en Estudios Latinoamericanos, enfatizó que junto al aumento de la violencia pública hacia las mujeres en sus formas más crueles (como el feminicidio), destaca la violencia en el ámbito privado, donde ocurre más del 80 por ciento de las agresiones y muertes violentas de mujeres.

La activista por los derechos de la mujer comentó que uno de los sitios en donde mayores riesgos corre una mujer es su hogar, el sitio donde se supondría debiera estar más segura, pues allí es mayor la violencia ejercida hacia ellas y corren más riesgo, porque al ser el ámbito privado pocas veces se visibilizan los riesgos y agresiones a que está expuesta.

Subrayó que la ética feminista debe ser una respuesta a la violencia, a fin de buscar el cambio en las costumbres que provocan daño a la sociedad. “Esto, considerando a la ética no desde una perspectiva moralista, sino más bien como la actuación responsable conforme con nuestras libertades y derechos”, precisó.

Gargallo agregó que la ética, mediante valores, nos reta a poner en juego nuestra libertad, desde la perspectiva de que cada persona es responsable de ejercerla, enfrentarse a la cultura dominante y pugnar por el cambio de las costumbres que contribuyen a sostener el sistema desigual en el que vivimos, que favorece a los hombres.

Citó como ejemplo extremo de esta cultura machista que sólo dos por ciento de los feminicidios que se denuncian en México tiene seguimiento judicial. “La impunidad es terrible, ha provocado la terrible crisis de derechos humanos que afronta el país, por lo que es necesario un cambio ético”, señaló la escritora.

Subrayó que un claro ejemplo de la impunidad y la corrupción es que, a 21 años de los primeros feminicidios detectados en Ciudad Juárez, Chihuahua, los numerosos crímenes de este tipo en esa urbe siguen sin resolverse, sin castigo para los culpables.

La doctora en estudios feministas y filosofía dijo que hay un contubernio patriarcal desde la ley que vulnera el derecho de acceso a la justicia de las mujeres.

Ejemplificó que jueces y juezas aceptan el alegato de legítima defensa cuando se trata de proteger bienes materiales, pero cuando una mujer se defiende de una violación y hiere o mata a su agresor, no se considera su acción como legítima defensa.

“Esto es claramente una discriminación, pues a un hombre siempre se le respeta su derecho a la legítima defensa”, concluyó la activista por los derechos de la mujer y de las minorías.