El juez (EUA, 2014) es la historia de un hijo que se reconcilia con su padre, Robert Downey Jr y Robert Duvall son los dos peleados, alejados y reconciliados en cuestión, donde el primero interpreta a un abogado que las puede todas pero que no puede cuanto tiene que defender a su padre, un juez malencarado y puritano, del cargo de haber asesinado a un pederasta al que años antes por un error de juicio termino dejando en libertad.
La cinta de David Dobkin, que en un primer vistazo pareciera ser un vehículo más para que la cara de loco de Iron Man, se desdoble en todo su esplendor, se mueve en los terrenos del drama familiar, la comedia costumbrista y los relatos de tipo triunfador regresa a su pueblo pequeño para enfrentar pasado huidizo.
Las actuaciones ayudan mucho a darle la calidez suficiente a una película que, se escurre de los límites de las fórmulas de cine de juzgados (tan sobadas en el Hollywood de los últimos treinta años ) y se aventura por los caminos de los recuerdos que se te esconden y que luego se aparecen para patear traseros.
Como ese escabroso detalle de la mesera joven (Leighton Messer) que Downey termina seduciendo y que al rato resulta que podría ser su hija. O como las interpretaciones secundarias de Vincent “Robert Goren” D Onofrio como el hermano quedado del protagonista y la bellísima Vera Farmiga, con sus ojos de cielo, muy divertida como la novia de la preparatoria del intérprete de Sherlock Holmes, que siguen conservando sus mismos tatuajes en los mismos lugares físicos y anímicos.
El juez es una cinta que no va a ganar ningun oscar, pero que hace bien esa chamba para la que fue hecha. Entretener.
