Hace poco mas de quince años acudí a ver la obra Sitiados, recuerdo haberme conmovido con la escena final, donde después de que una bola de adultos se trampearan, atraparan y fastidiaran entre ellos mismos hasta el punto de no poder salir de una vecindad sin saber realmente el porque, un niño y una niña abrían la puerta y salían al enfrentamiento de un mundo nuevo e incierto, del cual ellos tenían que encontrar su propia versión, otra que no fuera el desastre que les habían heredado.
El autor detrás de ese momento de huérfana claridad era el dramaturgo y director teatral, Pedro Castellanos Lemus, quien respaldado por el talento del grupo de teatro Crisol y basándose en una novela de Ignacio Solares, daba melodía a la incertidumbre que sobre el país reportaba el recambio de un gobierno priista que había regido a México durante setenta años (y que doce años después regresó por él).
”Se trataba de hacer algo que nos costara trabajo en términos de la experimentación. La planeamos como dos obras simultaneas que tenían que llegar cronológicamente a tiempo. La gente durante el montaje se preguntaba que iba a pasar, y en ocasiones ni nosotros lo sabíamos”
Recuerda Lemus sobre aquella experiencia y después se remonta a los orígenes de esa vocación teatral que marcaria su vida, la cual lo llevó a empezar intentar en las tablas desde los 16 años (“hoy tengo casi 45”).
“El teatro es una manera de entrar en contacto con las demás personas de una manera muy personal. Que hoy esta siendo avasallado por tantos medios de comunicación, razón por la que se valora todavía mas”.
Fue en el bachillerato del Centro de Educación Artística “Miguel Cabrera”, donde recién desempacado de su natal Distrito Federal, de donde llegó a Oaxaca en la compañía de su padre, Pedro Lemus encontró su vocación por las artes escénicas.
Después estudió letras en la UNAM, donde comenzó a tomar cursos y talleres de dramaturgia, dirección escénica y actuación, estudio con el maestro de la escena Luis de Tavira en el Centro de Desarrollo Dramático(CEDRAM), y fue guiado por el dramaturgo José Sanchis Sinisterra, al que considera su maestro en la ardua labor de tramar caminos y personajes.
Cuando se le pregunta a Pedro porque después de una formación teatral tan férrea decidió regresar a trabajar a Oaxaca, Lemus cita una frase del escritor David Toscano, “el agua hay que llevarla a donde hace falta”.
Bajo esa agua hace 21 años surgió Crisol, grupo de teatro que se mantiene vigente y que fue fundado por Lemus y otros egresados del CEDART, Luis Antonio Martínez, Octavio Flores, Xóchitl Aguirre y su hermano Omar Lemus.
“Se conformó bajo el precepto de buscar siempre la experimentación, sin nada prescrito. No partir de una fórmula. Dedicarle el tiempo necesario aunque nos duela”.
Recuerda Pedro y asegura que hay que darlo todo para probar la miel de los frutos del teatro, aunque sus raíces (desempleo, quiebra económica y largo etcétera) resulten amargas.
Leila Flores, Araceli Díaz, Abraham Vásquez, Joel Sánchez Bulnes, Fabiola Moreno, fueron solo algunos de los nombres y talentos que se fueron sumando a un grupo cuya primer montaje fue Casa llena, de Estela Leñero, propuesta de teatro ambientalista, que realizaba en casas y departamento, y con la que Crisol cubrió cinco años de funciones en Oaxaca y en buena parte del país.
“Para hacer teatro tienes que dejar a un lado hasta tu propia profesión, ahorita estoy en una situación contraria.”
Comenta Pedro sobre su actual labor de director del CEDART que le ha quitado tiempo para hacer teatro. “La labor educativa me ha servido muchísimo para entender mucho del teatro.”
El teatrero comenta sobre los grandes proyectos de capacitación teatral que ha llevado a cabo Crisol, financiados con su propio trabajo, pues lograron colocar paquetes de cuarenta o sesenta funciones con instituciones no propiamente culturales como el Fondo Mundial para la Naturaleza, la Cámara de Diputados, o la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT)
Se abrieron talleres de capacitación con maestros de muy buen nivel en los apartados de dramaturgia, dirección y actuación, con la instrucción de pesos pesados del arte teatral nacional como David Olguín, Ximena Escalante y Luis Mario Moncada.
“Nos decían que no podíamos juntar a Luis de Tavira con Mauricio Jiménez pero estuvieron juntos en el proyecto” comenta Lemus sobre los dos directores, vacas sagradas, que en el mundo del teatro mexicano tienen fama de que no se soportan y se la pasan peleando todo el tiempo.
El Quijote, adaptación a la tablas de la trascendental novela de Miguel de Cervantes Saavedra, fue tal vez el mayor reto escénico al que se ha enfrentado Crisol una obra muy grande, por los costos, por la cantidad de gente que participó y por las instituciones involucradas que incluían a la Secretaría de Cultura de Jalisco, la Fundación Omnilife y a la Universidad de Guadalajara, quienes finalmente financiaron el proyecto.
”Necesitaba multimedia y una escenografía muy cara para los costos en Oaxaca.” Recuerda Lemus y habla del reto que entraño convertir el libro de Cervantes en una experiencia de dos horas para las tablas
“Era como convertir cada capitulo en una acción, aunque no estuviera toda la narrativa de Cervantes, al menos la acción que había propuesto estaba en la escena. Hubo una escena que duraba cuatro minutos, sin textos y resolvía seis capítulos del libro”.
De el Quijote Crisol dio 50 funciones, 18 de ellas en Guadalajara. Sobre como hacer teatro hoy en día y si existe la posibilidad real de aspirar a la conformación de un teatro no subsidiado, Lemus se va por el vaso medio lleno
“Con los medios de comunicación estamos en una situación de desventaja, pero también es un espacio privilegiado, como estamos marginados no nos censuran
“Estamos rebasados por el mercado que ha invadido el arte, mas fácilmente las artes que se pueden comercializar Es mas difícil comercializar una pintura que una obra de teatro, estamos definidos por una lógica mercantil que hoy domina los sistemas”.
Lemus sabe que no hay muchos apoyos para el teatro, pero asegura que tampoco hay muchas coacciones, y sobre el papel del estado, sus becas y sus programas de teatro público, finalmente suelta prenda.
“Es obligación del estado financiar, y si no se lo exigen no te lo va a dar, pero eso no quiere decir que no hagamos teatro fuera de estos modelos”
Lemus cita como ejemplo a Arte Mas, foro escénico y espacio cultural recientemente abierto en el Infonavit de la Primera Etapa, y el cual cita como un ejemplo que funciona en base a pura voluntad.
“Donde cada quien ofrece su trabajo, es un espacio gestado desde lo independiente sin subsidios con la gente que tiene ganas”.
Lemus ha presentado ahí Dedaluz, esfuerzo dividido en dos piezas escénicas donde se trata el tema del secuestro, desde el punto de vista femenino y masculino. Las cuales están basadas en la adaptación que Pedro realizara de Romeos, de David Gaytán
“Lo que te permite la independencia económica es la independencia creativa, y es ahí donde se gestan los espacios mas interesantes”
Considera el teatrero y pasa a hablar de su mas reciente puesta en escena, El sonido de los huesos que crujen, y sobre su labor docente y de funcionario al frente del lugar en donde comenzó hace casi treinta años, el CEDART Miguel Cabrera.
Cruce de caminos que se abordara en la segunda parte de esta entrevista.
Antes Pedro Lemus nos regala un deseo de mitad de travesía.
“El teatro es un oasis que tenemos que aprovechar y que tenemos que hacer crecer. Hacer que la gente vaya al teatro.
Para Lemus, igual que ayer, igual que hoy, el teatro continua siendo ese espacio en el que se debe privilegiar ante todo la experiencia de la convivencia humana.