Tierra Blanca y la importancia de no soltar

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Jorge Rocha Carmona siempre se ha dedicado a producir. Inicialmente como maestro panadero y ahora como maestro cervecero.

“Lo mío son los alimentos de primera calidad.” Afirma Rocha sobre una cerveza como el principio del bienestar y comienza a hablar sobre Casa Cervecera Tierra Blanca.

La cervecera independiente, cien por ciento oaxaqueña, con planta en Tlalixtac de Cabrera, que levantó de la mano de su hijo, su hija y su yerno, y la cual se concibió bajo el principio de hacer las cosas bien.

Tlalixtac en náhuatl quiere decir en Tierra blanca. Tomando ese nombre de partida Rocha y su familia llevan ya 16 meses vendiendo su producto, después de que se tardaron más de un año en armar el proyecto, y en la compra e instalación de un equipo que produce 650 kilos diarios de cerveza.

“Yo no hago cervezas de sabores. Son estilos, y a eso le agregas un toque especial.” comenta el maestro cervecero sobre sus cuatro líneas de cerveza.

Tierra blanca- Wit Beer, cerveza de estilo belga de trigo, receta con ralladura de naranja oaxaqueña y semilla de cilantro.

Tierra grana- Red Ale, de estilo irlandés, con un toque agregado de Jamaica que desemboca en un enorme poder frutal

Tierra ahumada, una especie de cerveza Guinness, oscura con malta chocolate, tostada, a la que le agrego un toque de café pluma que la torna inevitable.

En junio o julio sale Tierra dorada -Golden Ale, cerveza muy fresca con un toquecito de pimienta que promete darle un sabor inimitable.

Las cuatro líneas cuenta con porcentajes de alcohol que fluctúan ente el 4.6 , 3.8 y 6.5

“Llegue a la cerveza por ganas de hacer cosas.” Confirma Jorge Rocha y habla sobre el viaje que siguió para emprender su propia marca

“Fue complicado pero aquí todo se llama decisión. Claro que hay problemas, pero es cosa de irlos resolviendo.

“Si tu empiezas un negocio, pensando en lo que se te va a venir, no pasas del segundo escalón. Lo importante es no parar y vamos muy bien.”

Para Rocha hacer cerveza es como cocinar, pues al igual que lo que sucede con un mole o unos chilaquiles, aun cuando a diez gentes les des los mismo ingredientes, al final a cada uno le va a salir algo diferente.

“Nuestra cerveza está bien hecha y son fáciles de beber, además de que la puedes acompañar en la comida con lo que sea.

Con cervezas artesanales muy complicadas o mal hechas, Rocha asegura que de repente la sencillez no es un asunto tan fácil como cualquiera supondría.

“De aquí para arriba, nadie ya nos para. Se nos acaba, se nos acaba y se nos vuelve a acabar.”

Avizora el maestro cervecero sobre un futuro en el que ya no hay espacio para echarse atrás.

“Estamos convencidos con en el proyecto. Acá lo importante es no soltar.”